miércoles
Sangre de horchata
He regresado ahora de hacer una pequeña compra y no puedo dejar de hacer esta entrada. Ya dejé mi puchero puesto, lavadora también y dispongo de varios minutos antes de hacer más cosas. En fin, que me he ido a un supermercado a comprar varias cosas que me hacía falta para la mañana. Yo siempre voy con prisas. Pero no de las de salirte el corazón por la boca. Sin prisa pero sin pausa. Sin agobios. Pero, hijos, con algo de "meneo". A lo mejor lo entendéis mejor cuando leáis esto. Me pillo una cestita y,como era poca la compra, terminé pronto. Pero llegué a caja. Una señora delante mía con un carro enorme. Me dije:"lo mismo me mira y me deja pasar".No señor. El truco está en no mirarte. Pero como no iba mal de tiempo no pasaba nada. Eso sí, la señora iba sola y tardó un siglo en "descargar"en la cinta transportadora de la caja. La señorita que la atendía le ayudaba a meter parte de la compra en bolsas. Hacía un siglo que terminó de pasar todos los productos y le había dicho el precio. Pero la señora no creáis que se alteraba o su sangre corría solo un poco más veloz de lo que me tenía acostumbrada. Se dejaba caer para abrir las bolsas de plástico. Con un "cuajo" para ella sola. Estaba empachada del mismo. No me podía creer que todos tuviéramos que esperar a esta "osa perezosa" a que terminara con el ritual. Terminado el mismo, la señorita le volvió a decir el precio de la compra. Otra dosis de paciencia. Toma el bolso y empieza a abrir la cremallera con más lentitud que un caracol en el desierto. Busca el dinero y hasta los céntimos. Seguro que más de la mitad de vosotros estáis con un ataque. No os preocupéis. Queda menos. Sólo que meta las bolsas que quedan en el carrito. Cuando se fue, el único comentario que le hice a la cajera:"Hay gente que no se morirá nunca de un infarto y ésta es una de ellas". Ella me miró como diciendo:"Si tú supieras".
Este año, uno de mis propósitos es no enfadarme por cosas como ésta. No sé si seré capaz. Estamos a primeros de enero y hoy creí reventar. Hay gente con sangre de horchata. Y viven así porque en este caso que os cuento, no nos miran. Si ella cruza la mirada con la mía se hubiera dado cuenta de que tenía ganas de zarandearla para que la sangre pasara de horchata a su estado natural...
Foto del flickr:Vedia
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