Mi queridísima mujer:
Creo que no tiene usted idea, perdón por mi atrevimiento, de lo que significa padecer un dolor crónico. Es algo que te toca sin que te pregunten. Algo que te puede condicionar la manera de vivir. Que es silencioso pero que está ahí siempre, el que grita es uno. Imagínese que le están apuñalando a cada instante en cada parte de su cuerpo, pero no ve los puñales ni puede hacer nada para quitarlos...
Suele pasar que te calles el dolor para que no sufra quien está a tu lado. Pero cuando ya no puedes más lloras de la impotencia y te preguntas por qué a ti. Puede que te digan que tomes medicación de por vida, con sus eternos efectos secundarios. Dolor crónico es una cosa muy jodida, querida mujer. Sólo la palabra crónico te dice que hasta que te mueras te vas a enterar de lo que es un martirio chino.
Sin embargo, dolor crónico también puede ser personas como usted. Gente que ha estudiado, que tienen un cargo, que sois pagados por ello, que nos representais Y QUE DECÍS UNAS COSITAS POR ESAS BOCAS QUE SON DE VERGÜENZA.
Espero, mi querida mujer, que nunca padezca nadie de su entorno dolor crónico. Es algo que no se le desea ni al peor de los enemigos. Feliz año.