Hace unos días la Fundación Coca-Cola ha hecho público un estudio sobre la felicidad de los españoles. Aparte de que parece que le vamos dando más importancia al amor que al dinero (contradiciendo a los que piensan que amor y dinero son hermanitos), me ha hecho mucha gracia una conclusión que extraen los autores de dicha investigación.
Resulta que entre los que se declaran más infelices, la afición más extendida es el bricolaje. Así que si a uno cuando se le revienta una tubería en vez de ir a la ferretería de la esquina a comprar los útiles y ahorrarte una pasta de fontanero espera pacientemente a que un profesional de las tuberías venga cuando pueda y te cobre medio sueldo, es probable que sea más feliz.
Y si te pasas el domingo arreglando los armarios o engrasando esa bisagra que chirría, es que te encuentras al borde del suicidio.
Visto lo visto, ya tenemos excusas para escaquearnos cuando algo no funciona en casa: ¡ah! no quiero ser un infeliz.
Estos pseudoestudios creo que sólo sirven para reírse un rato, porque lo que es afán científico tienen lo mismo que "la Mula Francis". Aún recuerdo otro que decía que uno tenía menos probabilidades de tener un accidente de circulación si le daba un beso a su pareja antes de salir.
Como se ve, felices no sé si estaremos en la piel de toro, pero aburridos estamos un rato, a ver por qué si no se gastan una pasta gansa en decir tantas idioteces. Os dejo con unos cuantos infelices.