Anoche tuve una pesadilla miserablemente horrible. Soñaba que salía de casa para ir al trabajo. Me montaba en la bicicleta y empezaba a pedalear. Justo en el semáforo en rojo escuché el sonido de una campanilla. Me eché a un lado creyendo que venía otra bicicleta. Pero no.
Miré hacia atrás. Un olor a vainilla me anestesió la sensación de pánico por unos segundos. Lo que pasó en minutos fue una jauría de maldad.
Alguien que no tenía bicicleta me la robó.
Alguien que no tenía ropa me la quitó.
Alguien que sus piernas perdió en un accidente...me las quitó.
Alguien que sus brazos estaban muertos desde hace años me los robó.
Alguien que estaba ciego me arrancó los ojos.
Alguien que estaba sordomudo me quitó esos sentidos.
Alguien que no podía tener hijos me quitó el útero.
Alguien sin corazón aspiró el mío.
Alguien que vendió su alma al diablo me quitó la mía.
De mí no quedó nada. Sólo lo que mis esfínteres expulsaron al exterior de mi cuerpo antes de que todo sucediera.
Por fín despierto. Me ducho y salgo de casa...Suena una campanilla, un olor a vainilla penetra por mi naríz. El horror hace que mis esfínteres no me respondan...sé que es lo último que sentiré antes del festival de aullidos.