Sólo he visto esta película una vez, en el cine y el recuerdo que tengo de ella es profundo. Me pareció entonces, hace ya más de veinte años, un retrato veraz de las desilusiones de la vida. De lo que uno espera hacer y de lo que la realidad te plantea como alternativa, casi siempre, caricatura grotesca de lo que se desea. De cómo alguien puede estar tan solo que la única compañía de un animal sea tu clavo ardiendo. De que hay personas que jamás deben enamorarse porque inevitablemente hacen daño aunque no quieran.
Hoy, reviviendo algunas escenas, me sorprende la inmensa belleza de los personajes, la melancolía que puede transmitir y la inutilidad de luchar contra el destino que uno tiene marcado.Encima el Jazz como telón de fondo. Y Makin'Whoopee, claro.