Pregunté sin mucha covicción y me pidieron veinte euros. Tras el obligado regateo por doce me lo traje. Pero qué buena sorpresa, funciona pefectamente y su aspecto después de un repasito es flamante. Al final resultó ser del año 1960, cerca de cincuenta años de historia.
jueves
Un capricho
Dicen que la única diferencia entre un hombre y un niño es el precio de sus juguetes. Algo de verdad hay en ello. Suelo visitar un rastro dominical en el que me gusta encontrar objetos inútiles y sobre todo, radios antiguas. Tengo varias en casa, unas las he comprado y otras son regalos de amigos. Andaba detrás de un transistor, de esos que sólo tienen onda media y corta, con su fundita de piel y que funcione. Pues el otro día vi este Sanyo, arrumbado en un montón.
Pregunté sin mucha covicción y me pidieron veinte euros. Tras el obligado regateo por doce me lo traje. Pero qué buena sorpresa, funciona pefectamente y su aspecto después de un repasito es flamante. Al final resultó ser del año 1960, cerca de cincuenta años de historia.
Pregunté sin mucha covicción y me pidieron veinte euros. Tras el obligado regateo por doce me lo traje. Pero qué buena sorpresa, funciona pefectamente y su aspecto después de un repasito es flamante. Al final resultó ser del año 1960, cerca de cincuenta años de historia.
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