viernes

Varita mágica


Así es la vida. Uno está tocado por una varita mágica y puede continuar el camino. Otros están tocados por otra varita diferente. Mágica pero siniestra.
No sé si será que ya me siento una mujer vivida. He madurado a golpe de equivocaciones. Veo la vida de diferente manera a algunos años. Incluso meses. Cada día es diferente en mi rutina diaria. Pero es así, diferente, porque las circunstancias exteriores a mi vida lo hacen posible.
Hace unos días, una noticia me dejó muy triste. Era un día de felicitaciones para mí. No viene al caso el motivo, pero todas las llamadas eran alegres. Pero entre todas ellas, una fue de lo más inesperada y triste. Una antigua compañera me llamaba y me daba la noticia:un compañero se enterraba esa misma tarde. Joven como yo. Marido de una compañera con la que empecé a trabajar en mis comienzos. Un chico altísimo, buena gente, buen marido y padre, buen compañero. Activo como el que más. Hace un par de años me enteré que tenía una enfermedad de la que no ha podido escapar.
Como es normal, lloré. Y comencé a pensar en los turnos en los que él y yo trabajábamos. En lo que corríamos en los pasillos, en lo que hemos aguantado. En las risas que nos echábamos todos en las cenas de empresa por Navidad. En lo que nos dolían los pies de tanto trabajar. Entonces pensaba yo que habían dos varitas en ese momento pululando sobre nuestras cabezas. La de él y la mía. Una varita era mágica, la que me tocó a mí, la que hace que hoy sea yo la que esté triste pero viva.Otra varita era siniestra y terrible, la que le tocó a él. Y la que le toca a muchas personas. Esa varita no entiende de edades, de sexos, de religiones, de dinero...Te toca y ya está. A mí me tocará, pero espero que sea dentro de mucho.
Así, que por muy triste que estuviera, cogí aire. Entré en el salón de mi casa y besé a mis hijos y mi pareja. Y me sentí dichosa de estar viva. Disfruté del resto de la tarde y de la noche. Celebré el ser feliz. Al entierro ya no me daba tiempo ir. Justo cuando me informaban de la noticia era la hora del mismo. Pero mis recuerdos fueron un pequeño homenaje para él en ese preciso instante.
Foto del flickr. Autor: diminuta.