lunes

Libros que no terminaré jamás de leer



Tengo esa puñetera costumbre, si un libro no me engancha, no me apasiona, termino arrinconándolo y dejándolo como alimento de insectos. Sé que es muy injusto, porque hay novelas que necesitan un tiempo de entrenamiento antes de hacernos caer en sus redes. Quizás me esté volviendo demasiado exigente o puede que la cultura de la rápida y fácil satisfacción haya hecho mella en mí. Lo que es del todo claro es que como mucho le doy veinticinco páginas a un libro y si este no ha cubierto mis expectativas, será condenado al ostracismo.
A veces, he tenido la tentación de recuperarlo años o meses después y entonces puede que lo haya terminado en un par de días, lo que prueba que no es el libro, soy yo el que tiene el problema.
Pero qué le voy a hacer, soy un hedonista infantil.
En la foto, uno de los que ni de coña.