Uno nunca cree que pueda echar tanto de menos a personas que sólo conoce por la tele, pero así es. Oigo a Andrés desde que trabajaba para Jose María García retransmitiendo partidos de baloncesto. Sus transmisiones eran vibrantes, simpáticas y amenas. Usaba un estilo propio, reconocible y aunque yo ya amaba el baloncesto, escucharle era un aliciente.
Cuando me enteré de que se había pasado a la Sexta para el Mundial que ganó la selección, no me perdí ni un sólo partido, aún le recuerdo después de la final con Iturriaga, allí mismo en la cancha, compartiendo unos vinos y jamón con los televidentes ¡Qué buenos ratos, Andrés, nos hiciste pasar!
Hoy que te has ido pienso que los partidos de la selección nunca seráin igual, que será muy difícil que alguien pueda sustituirte. Estoy seguro de que muchos jóvenes habrán aprendido a amar el deporte de la canasta gracias a tus palabras.