jueves

Alguien

Anoche tuve una pesadilla miserablemente horrible. Soñaba que salía de casa para ir al trabajo. Me montaba en la bicicleta y empezaba a pedalear. Justo en el semáforo en rojo escuché el sonido de una campanilla. Me eché a un lado creyendo que venía otra bicicleta. Pero no. Miré hacia atrás. Un olor a vainilla me anestesió la sensación de pánico por unos segundos. Lo que pasó en minutos fue una jauría de maldad.
 Alguien que no tenía bicicleta me la robó. 
Alguien que no tenía ropa me la quitó. 
Alguien que sus piernas perdió en un accidente...me las quitó. 
Alguien que sus brazos estaban muertos desde hace años me los robó. 
Alguien que estaba ciego me arrancó los ojos. 
Alguien que estaba sordomudo me quitó esos sentidos.
 Alguien que no podía tener hijos me quitó el útero.
Alguien sin corazón aspiró el mío.
 Alguien que vendió su alma al diablo me quitó la mía. 
De mí no quedó nada. Sólo lo que mis esfínteres expulsaron al exterior de mi cuerpo antes de que todo sucediera.

Por fín despierto. Me ducho y salgo de casa...Suena una campanilla, un olor a vainilla penetra por mi naríz. El horror hace que mis esfínteres no me respondan...sé que es lo último que sentiré antes del festival de aullidos.

lunes

Fiebre

Le juro que no tuve nada que ver. Todo ha sido un accidente, si tiene que culpar a alguien, la codicia humana es la responsable.
¿Pero cómo es posible que sólo sobreviviera usted? preguntó el jefe del departamento de investigaciones internas.
Déjenme que les cuente y...
No hay nada más que decir, es culpable a todos los efectos, sentenció la investigadora.
De acuerdo, a lo mejor por omisión, por dejar que ocurriera lo que veía venir, por creer imposible que tres personas tan bien entrenadas caerían al final en el más vil de todos los errores, en el más trivial. La avaricia.
Vale, le escuchamos, musitó el jefe.
La misión iba tal como estaba recogida en el plan de ruta. El despegue excitante, como siempre, y la convivencia en la nave mientras llegábamos al objetivo no tuvo incidentes dignos de mención. El cosmonauta ruso se había adaptado a la misión internacional y la astronauta coreana, aún cuando se llevaba mejor con el compañero italiano, se relacionaba con todos fluidamente. En calidad de comandante, nadie discutió nunca ninguna de mis decisiones.
¿Qué ocurrió cuando aterrizaron sobre el asteroide? inquirió la investigadora.
En principio empezamos la rutina prevista y el desarrollo de los experimentos programados. Fue el cosmonauta el que empezó a comportarse de forma extraña. Ahora veo que el que  todo coincidiera con el inicio del experimento exogeológico no fue una casualidad. Las extracciones de mineral del asteroide, los fracasos en su transporte a la nave, las reuniones de los tres integrantes para supuestamente mejorar los problemas suscitados... todo era una tapadera.
No sé quién descubrió al ruso antes, ni sé el acuerdo al que llegaron, del que por supuesto, yo era totalmente ajeno, pero la verdad es que Demianov había encontrado oro en A 44821. Pero no un oro cualquiera, sino uno de una calidad jamás vista. Probablemente, de un valor incalculable.
Si hubiera sido listo, tan sólo con el equivalente a un puñado le habría bastado para el resto de su vida. Pero tuvo que acumularlo en su habitáculo. No sé muy bien cómo esperaba ocultarlo, ni siquiera creo que pensara en ello. Lo cierto es que sus compañeros le descubrieron y acordaron con él algún tipo de reparto.
Durante más de tres meses fueron capaces de cooperar a mis espaldas, pero alguien empezó a desconfiar, o quizás nunca llegaron a confiar en ellos mismos más que lo suficiente para aparentar normalidad. Finalmente, el desenlace que ya conocen, un accidente trágico en el cráter N43 del asteroide. O a lo peor no fue ningún accidente y el vehículo de transporte se precipitó a aquel agujero por venganza, impulsos suicidas o simple violencia. Demianov condujo a sus compañeros y a sí mismo a un trágico final. Pensó tal vez que podría saltar en el último instante, pero no se dio cuenta de que estaba unido al copiloto, no se percató de que este quizás desconfiado, le había anclado a su traje para fusionar sus destinos.
Esto es lo que les puedo contar, no sé más. Fue como la "Gold Rush" del XIX. No hemos cambiado mucho, aunque hayan pasado más de cuatro siglos.  

sábado

Bach es Dios (otra vez)

Como se demuestra en esta suite, la número 2 que debió componerla en esos estados de gracia que sólo los más privilegiados tienen. Si una melodía puede servir para curar los dolores del alma, no se me ocurre mejor ejemplo que esta. Ya saben, mejor que el Prozac o el Lexatín.

domingo

Nano

La inspiración le vino en 1990. Era casi una niña, pero el descubrimiento le dejó boquiabierta: alguien había sido capaz de organizar una serie de átomos de forma que mostraran un patrón reconocible para la humanidad. Aunque lo reconocible fuera algo tan prosaico como las letras " IBM". Su profesor acababa de explicar el fascinante universo de las partículas elementales y en su cerebro sólo cabían imágenes de electrones orbitando, de quarks, de probabilidades inciertas. Se lo había preguntado muchas veces, ¿seríamos capaces de manipular lo atómico? ¿podríamos diseñar máquinas que fueran capaces de trabajar a esas escalas? Durante su formación como ingeniera se abrieron muchas ventanas, se hablaba ya abiertamente de la nanotecnología y muchos de sus compañeros veían un futuro real trabajando en cuestiones insospechadas para la mayoría. ¿Se podría limpiar una prenda sin usar sustancia alguna? ¿Seremos capaces de manipular el adn  dañado de una célula enviando nanoreparadores de las proteínas?
Ella iba por otro lado, pensaba en mejorar las comunicaciones neuronales. Si pudiera crear nanotransmisores que potenciaran el número de sinapsis, la velocidad y su eficacia, la inteligencia humana no tendría límites. Cualquier razonamiento podría tener infinitas posibilidades. Imaginaba la posibilidad de procesar en paralelo. ¡Por fin sería capaz de hacer muchas cosas distintas a la vez que implicaran un alto nivel de concentración!
Ahora que lo había logrado, deseó que sus ilusiones no se hubieran hecho nunca realidad. Que el porcentaje de éxito no hubiera mejorado las expectativas más optimistas. Pensaba en los cien voluntarios que se sometieron durante un mes a las pruebas y que ahora eran sólo parte de un proyecto fallido. Inexorablemente, habían tenido el mismo destino. El suicidio. Ninguno fue capaz de soportarlo.


Pensó por un momento que el ser humano no estaba  preparado para tanta sobrestimulación. O podría haber sido que ninguno sobreviviera al hecho de ser unos incomprendidos. Heridas antiguas se abrían de nuevo al recordar esos cursos en las que le pusieron la etiqueta de sobredotada. Todos la envidiaban, pero ella lo vivía como una maldición. Debería haberse dado cuenta...
 

viernes

Speak low

Hoy es viernes, por fín...y creo que es necesario empezar a escuchar música.
Porque sin la música la vida sería peor. Digo yo.

martes

La inutilidad de la repetición de curso

Llevo muchos años pensando lo mismo. La repetición de curso no es una medida que dé buenos resultados excepto en determinadas situaciones. Las administraciones lo saben, las estadísticas son tercas  y demuestran con datos que un alumno que no promocione en primaria tiene poquísimas posibilidades de sacarse el título de secundaria. No es lo único negativo. Hasta el momento, no he encontrado ningún niño que no haya sufrido esta medida como algo traumático y pernicioso para su autoestima. ¿Es la repetición una medida para obtener mejores resultados y educar más eficazmente o es sólo un castigo? A tenor de los resultados tiene más de punitivo que otra cosa. Quizás es que se piensa que se recompensa al alumno que no se ha esforzado dejándole pasar al siguiente curso. No hablo de la titulación que certifica unos conocimientos y la adquisición de unas determinadas competencias. ¿Qué más da en qué curso esté escolarizado el estudiante si a fin de cuentas el resultado va a seguir siendo negativo?
Mi postura es que si un alumno debe quedarse algún curso más en el centro sea al final de la etapa y en una modalidad diferente para probabilizar un mejor aprovechamiento. Que no sea repetir por repetir.
Si nada de esto os ha convencido os daré un último dato. En un Instituto como el mío con cerca de 900 alumnos, y tomando como tasa de repetición un 20% a una media de 6000 euros por alumno y curso. ¿Cuánto cuesta al año? Sí, más de un millón de euros al año. Multipliquen por los Institutos que hay en mi localidad, en Andalucía, en España.
Sorprendente ¿verdad? Es dinero casi tirado a la basura. Ustedes dirán.


sábado

Cuidado con la crisis


Cuando era pequeña dejé de cuidar a mis muñecas cuando empezaron a nacer mis hermanos. Me tocó ayudar a mamá en la tarea del cuidado.
También me tocó cuidar de mis abuelos cuando no podían hacer las faenas de la casa. Me convertí en madre y cuidé de mis hijos hasta que pudieron valerse por sí mismos. Eso duró poco. Empezaron a llegar los nietos y cuidé de ellos. Tuve que cuidar de mis padres, y por supuesto de mis suegros, hasta que fallecieron. Cuidé de mi marido enfermo postrado en una cama que tenía los ojos llenos de horror al saber que sus esfínteres no le respondían cuando él quería. Uno de mis hijos se divorció y me tocó cuidarlo de nuevo por presentar una depresión que no lo hacía valerse por sí mismo. Eso desembocó en un alcoholismo y me tocó seguir cuidando.
Ahora estoy aquí, con 70 años. Sola, cansada, amargada, con la cabeza llena de recuerdos empujando cochecitos o sillas de ruedas. Triste, melancólica, con la mente viva y el cuerpo inerte. Aquí estoy, desvalida, olvidada. Ni siquiera puedo limpiarme cuando hago de vientre o hacerme de comer para alimentarme. Dicen que estamos en crisis, que no hay para pagar a una cuidadora. A una para mí, que me he llevado más de 60 años cuidando de todos. Y pienso que la vida no es justa. Debí morirme cuando tenía fuerzas para tirarme por la ventana.
Alguien me encontrará aquí...pero ya será tarde. Sólo quedarán mis viejos huesos, destrozados de tanto cuidar de otros. Reza por mi alma antes de que la tuya se pudra.

viernes

Yo también quiero un Ipad

Para jugar con él a los videojuegos mientras estoy en un claustro, o en  un consejo escolar. Quizás me apetezca echar una partidita al Angry birds mientras en la clase pongo a los alumnos a hacer lo que les dé la gana. Sí, lo tengo claro, necesito un Ipad para eso y muchas cosas más, porque mi trabajo es muy aburrido y necesito llenarlo de emoción.
¿No es verdad concejales del PP Murciano?



martes

NIKOARTE

Pocas veces algo me ha hecho tanta ilusión como para no poder parar de llorar. Eso me ocurrió ayer.
Y es que, cuando alguien hace algo por tí sólo por tí eso es indescriptible. Porque te quiere, porque conoce tus gustos mejor que tú, porque te valora y sabe que si te regala algo especial lo vas a usar hasta hartar a la gente. Porque se fija y se da cuenta que lo último que hago es hacer fotos o publicaros todas las que veo tan bonitas.
Nunca tuve un hobby o como se llame. Nunca me emocionó algo como para soñar con ello. Nunca quise aprender tanto como quiero ahora. Porque ayer lloré de pura emoción. Temblé agarrada a sus brazos y supe (por millonésima vez) que me quería morir con él de puro viejo. Porque le quiero con toda mi alma y porque me hace sentir mujer.
Mi cámara Nikon no es sólo una cámara. No sólo tiene un valor económico. Es un paso para mí como persona es un comienzo como artista mediocre pero es una continuación en el camino de pareja. Gracias, Satie.
Y ahora, a sacar fotos y a aprender a sacarlas tan bonitas como lo que yo siento. Prometo enseñar mi NIKOARTE...
Esta está hecha con el móvil...


domingo

Ya no leo más periódicos

Ni veo más noticias, ni pienso escuhar más tertulias en la radio, ni quiero hablar con nadie de la puta crisis. Estoy harto, quiero enterrar mi cabeza en un mar de música y no dejar de pensar en ilusiones vacuas pero agradables.
Ya sé que es muy egoísta, pero este estado de ánimo que nos transmiten los poderes fácticos es otra manera más de tenernos aterrados para que no reaccionemos, y conmigo lo han conseguido. No quiero saber nada más sobre el futuro, mío y de mis hijos que se cierne amenazante a la vuelta de la esquina.
Menos mal que todo esto no es más que una sensación pasajera que se va en el instante que pienso en mis alumnos de la siguiente clase  que esperan de los que tenemos su porvenir en nuestras manos algo mejor que lo que ahora parece llegar. Debemos envalentonarnos y no encerrarnos, debemos ser críticos con lo que nos dicen que son las soluciones para que no se equivoquen más.