domingo

Besos.


Los besos son como unas perlas que voy engarzando en un collar infinito. Ese collar es invisible a los ojos de los demás. Pero yo siento cada uno de esos besos como cuelgan de mi cuello y de mi vida.
A lo largo de ella he dado muchos besos. Reconozco que soy de las que les gusta dar un beso porque sí. Sin ningún motivo. Como cuando te apetece tomarte un trozo de tarta sin que sea el cumpleaños de nadie.
A continuación cuento algunos de los besos más importantes de mi vida. El orden no quiere decir que unos sean mejores que otros. Es por poner un orden. Nada más.
Mi primer beso con mi pareja. Fue mi primer beso con un chico. Tan inexperta era que aguanté la respiración mientras lo dábamos. Casi me ahogo. Pero tardé un par de días en "volver" a la realidad. Parecía flotar en una nube.
El beso en el altar. Cuando nos convertimos en marido y mujer.
El beso en el paritorio. El padre de mis hijos, con lágrimas en los ojos, me lo dio todo emocionado.
El primer beso a mis hijos. Justo cuando nacieron. Fuí la primera en besarlos.
El último beso que le dí a mi padre. Estaba en la U.C.I. de un hospital sevillano.
El beso del milagro. Se lo dí a mi pareja cuando nos confirmaron que no tenía cáncer. Que se habían equivocado.
El beso tranquilizador. Se lo doy a mi tía cada vez que la veo. Con él le digo que me tiene siempre que quiera.
Y así miles y miles de besos que he dado a lo largo de mi vida. Los que doy todos los días a las personas más importantes de mi vida: mis hijos y mi pareja. Ese ser que me pidió el primer beso sin saber que ya yo no podría parar de darselos...
En la foto, el pedazo de beso que se dan en la película de "El hombre tranquilo".