domingo

Sujetadores

Lo que unas ( o unos) tardan media milésima de segundo en quitar otras tardan más de una hora en decidirse a comprarlo.
Comprar un sujetador es una verdadera odisea, y en invierno...ni hablemos. Tienes que elegir entre los que están de oferta o no, entre el negro o no, entre el que se le pueden quitar las tirantas o no, entre el que se le quitan las tirantas y te las puedes poner cruzadas o no, entre los que llevan como complemento tirantas invisibles, entre los que tienen relleno o no, entre los que tienen el alambre en la base o no, entre los deportivos, entre los de encaje, entre los que están allí pero no encuentras la braga a juego...
Las tallas...ay mi amol...eso sí que es una prueba que los cardiólogos deberían usar para saber si te puede dar un infarto en cuestión de minutos.
Todo parece fácil. Debes encontrar la combinación exacta y justa que haga que tus "lolas" se encuentren bien y que te favorezcan. Que la ley de la gravedad para TODAS es muy mala. Todo eso es un número de 2 cifras y una letra que le sigue. 95 C (por decir algo) Contorno de espalda y volumen de las lolas.
Ahora viene lo mejor: vestuario lleno de mujeres desesperadas por encontrar el milagro. Todas llevamos miles de sujetadores para probarnos, la que lo consiga a la primera le regalan hacer la portada del Interviú (ay, Terelu que te hemos pillao). En invierno es una odisea. Quitatelo todo, todo, y empieza a probarte. Las alarmas que llevan puesta las pone un hijoputa misógino. Siempre se te clavan y no puedes abrocharte.
Podría estar aquí siete horas y veintinueve noches...y sin embargo estuve hora y media para comprarme un conjunto la mar de mono.
Abstenerse cardíacos para ver el vídeo