viernes

¿Mi banco me roba?


Ya sé que soy reiterativo, pero es que hay cosas que me encienden. Mirad lo que me ha pasado. Resulta que hago una transferencia de una cuenta de mi banco (E) a otra cuenta que tengo en otro banco (I), la hago con fecha 22. A fecha 26 ese dinero ya no aparece en la cuenta de origen (E) y me digo:"ya aparecerá en la cuenta del destinatario (I)". Sorpresa, no está. Llamo al teléfono del banco (I) y la respuesta que me dan es que el dinero aún no ha llegado a ellos. Así que estará aún en (E). Nótese que yo ya NO PODÍA DISPONER DEL DINERO en ninguna de las dos cuentas. Bien, con mucha paciencia llamo a "E" y una señorita muy amable me confirma lo que sabía, el dinero no está en mi cuenta. Le digo: "tampoco está en la cuenta de destino ¿dónde está pues mi dinero?". Respuesta: "Está viajando". Imaginad la cara que puse y la carcajada que eché. "O sea, le comento a la agente del banco ¿usted pretende hacerme creer que mi dinero ha salido físicamente del banco y alguien lo está llevando al otro banco?" Ella se da cuenta de la metedura de pata y me dice que está viajando metafóricamente. Yo le digo, que se deje de metáforas y me resuelva el entuerto porque el dinero es mío (eso nadie lo puso en duda) pero no puedo disponer de él. A todo esto, todas estas operaciones las hice por internet, sin que mediara ningún empleado. Finalmente, me confiesa que ellos tienen cuatro días de plazo, y la entidad que la recibe otros dos, en fin que durante una semana yo no sé nada de MI dinero. Ya, pero ¿dónde está?. La respuesta os la doy yo. Está en el llamado mercado interbancario, en el que los bancos se prestan dinero unos a otros ( con el correspondiente interés). O sea, hacen negocio con mi dinero a mis espaldas y sin que yo vea un sólo euro de todo esto. Y no sólo con el mío sino con el de todos. Si alguien viniera a mi casa, me quitara diez euros sin que yo lo supiera, lo prestara a un amigo a cambio de dos euros y a la semana me diera los diez euros, ¿cómo llamaríamos a esto?
En la foto de JJMenendez un banco de los que me gusta.

miércoles

Ir a la moda


No sé. A mí me pone de los nervios cuando escucho que la próxima temporada se van a llevar las faldas largas. Las botas de color chocolate. Los bolsos pequeños...
¿Quién se encarga de decidir lo que nos tenemos que poner?¿Qué pasa, que voy a tener que dejar de ponerme mi bolso grande porque se llevan pequeños?¿Voy a tener que ponerme lo que todas las chicas llevan?Ni de broma, oiga. Si veo algo que me gusta, me lo compro. Si puedo hacerlo, claro. Que a veces, la niña es tonta, y se va a fijar en las cosas más caras. Pero sí, si veo algo mono y veo que me sienta bien, pues ya está. Quizás sea exactamente lo que esa temporada está de moda. O quizás sea lo que se llevó hace tres temporadas. Qué más da.
Puede ser que a mí los bolsos pequeños me sirvan de poco. Llevo tantas cosas en ellos...No puedo prescindir de muchos elementos que llevo dentro. Es un ejemplo de la tontería ésta de ir a la moda. No voy haciendo el ridículo por la calle, o al menos, eso creo. Pero tampoco voy como si fuera por una pasarela. Que no. Basta ya de que me digan qué color se lleva, qué tipo de cinturones, qué clase de calzado, qué largo de pantalón o falda. Es como todo. Somos diferentes. No a todo el mundo le sienta bien el color amarillo, por ejemplo. A las personas bajitas no les cae bien llevar prendas muy largas. ¿Qué hacemos con ellos cuando se lleve todo muy largo?...Anda que...
Foto del Flickr. Autor:Vagamundos.

lunes

Libros que no terminaré jamás de leer



Tengo esa puñetera costumbre, si un libro no me engancha, no me apasiona, termino arrinconándolo y dejándolo como alimento de insectos. Sé que es muy injusto, porque hay novelas que necesitan un tiempo de entrenamiento antes de hacernos caer en sus redes. Quizás me esté volviendo demasiado exigente o puede que la cultura de la rápida y fácil satisfacción haya hecho mella en mí. Lo que es del todo claro es que como mucho le doy veinticinco páginas a un libro y si este no ha cubierto mis expectativas, será condenado al ostracismo.
A veces, he tenido la tentación de recuperarlo años o meses después y entonces puede que lo haya terminado en un par de días, lo que prueba que no es el libro, soy yo el que tiene el problema.
Pero qué le voy a hacer, soy un hedonista infantil.
En la foto, uno de los que ni de coña.

sábado

Sin palabras

Así me he quedado después de ver este vídeo en el que hacen que una película para adultos pueda ser vista por todos sin herir sensibilidades. No me negarán la imaginación que tienen algunos...


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viernes

Sonidos.


Voy tan rápida por la vida que no me detengo a ver lo que pasa a mi alrededor. Los sonidos son mecánicos. El despertador. La radio dando las noticias mientras me ducho. La cafetera en pleno funcionamiento. La puerta al cerrarse. Las llaves que giran. El coche que arranca. El móvil que acabo de encender y me anuncia que no va a parar de sonar. El teléfono del trabajo, que no para, no para...
En casa llevo, por una gripe, unos días. No puedo estar quieta. Pero la fiebre hace que mis movimientos sean más lentos. Que sean los justos y necesarios. Cuando he estado en el sofá tirada como un trozo de carne he notado algo extraño. He creído escuchar los latidos de mi corazón. No puede ser. Eso no es posible. Debe ser que estoy atontada por la fiebre y los medicamentos. No hago mucho caso. Al poco tiempo me quedo dormida allí mismo. Me despierta un bombeo. Como si una caldera estuviera intentando estar en pleno funcionamiento. Pero el sonido es como si tuviera problemas. No me he dejado nada encendido. Ni la televisión, ni una lavadora, ni el lavavajillas. Vivo sola y nadie más ha podido hacer ningún ruido. Mis vecinos están mudándose. Así que estoy sola en la planta de mi bloque...
Nada, no consigo quitarme de mis oídos unos sonidos extraños. Un correr de líquido. He creído que era mi sangre recorriendo todas mis venas. Hasta llegar al corazón. Y noto que el sonido va a explotar de un momento a otro...
Me quiero levantar. No sé...no puedo hacerlo bien. Mi brazo me duele mucho. Quizás me he quedado dormida sobre él. Sin embargo el dolor va en aumento y el pánico se apodera de mí. Intento llegar al teléfono. No encuentro el móvil. Tropiezo con la mesa del comedor. Los sonidos son más intensos. No puedo dejar de escucharlos. Y, en un instante, me doy cuenta de lo que escucho. Son los sonidos de mi cuerpo. Del interior de mi cuerpo. Como siempre he estado corriendo, estresada, con sonidos diarios que me envolvían no me estaba dando cuenta de las señales de alarma que me enviaba. Estoy sufriendo un infarto y creo que no saldré de esta.
Foto del Flickr. Autor: Brocco Lee.

miércoles

El cachondeo de las compañías telefónicas


Podría escribir mucho sobre el tema igual que todos vosotros, pero me centraré sólo en los últimos avatares. Resulta que mi compañía actual es ¡Oh No! o sea ONO y me proponen ampliar sus servicios a la televisión que hasta entonces no la tenía. Bien, acuerdo un precio con su comercial y me dan de alta (bastante bien, el precio). Pero cuando me llega la factura descubro que sobre lo acordado me están cobrando 3,50 euros más. Llamo, pongo una reclamación y a los pocos día me contestan que fue ¡un error del comercial!. Entonces pronuncio las palabras mágicas: con el departamento de bajas. Allí, una señorita muy amable no sólo me ofrece el precio anterior, sino que me lo rebaja tres euros. Yo me quedo con cara de tonto y pienso, no sólo es que me respetan el precio conseguido anteriormente, sino que me lo rebajan tres euros, indefinidamente.
Varias conclusiones: la primera es que si no te fijas mucho, te engañan y tú no te enteras. La segunda, que si protestas puedes conseguir casi lo que quieras (supongo que esto es fruto de la crisis) y la tercera, es que este mundo es como una ciudad sin ley donde cada uno hace lo que le da la gana, cobran a cada cliente de una manera distinta y a un precio diferente.
Moraleja: dentro de unos meses volveré a pronunciar las palabras mágicas y conseguiré partidos gratis, más canales o incluso que me inviten a cenar en un buen restaurante. Como dice Forges ¡País!.
Foto Karramarro. (Flickr)

lunes

Ya.


Ay, los hijos. Qué de cosas que les tenemos que hacer cuando son pequeñitos. Los tienes que bañar, qué gozada. Eso de tenerlos cogidos por un brazo y con el otro les das un flete con una esponja. El olor a Nenuco o similar. También los tienes que alimentar. Te da una paz cuando se quedan hartitos...Los llevas en brazos hasta que son capaces de andar por sí solos. Nunca los vas a notar tan cerca de ti. Cuando enferman tú los cuidas. Los llevas al médico. Te levantas cada vez que les toca la medicación. Cuando empiezan a hablar se te cae la baba...Sí, siempre piensas que tus hijos se van a hacer mayores. Lo ves lejano. Porque te quedan años de ayudarlos. Y ese momento, no penséis que llega cuando se bañan sólos. No. O cuando comen sólos. Tampoco. Cuando están malos y se saben mirar el termómetro y no protestan por la medicación. O cuando ya hablan y te empiezan a decir lo que les pasan. NO. No, señores. Yo me dí cuenta, y lo celebré con mucha alegría, que se hicieron mayores porque empezaron a limpiarse el culo SOLOSSSSSS.
No reírse. Que ésto es muy serio. Desde que nacen estás quitando mierdas. Las primeras son líquidas. Y lo malo viene después, cuando empiezan a ser sólidas. Parecidas a las tuyas, cagondié. Y el olor...Y cuando terminas de recoger la cocina, y te sientas en tu sofá favorito, y te estás tomando tu café y el niño dice: "Mamá, que quiero hacer caca". Y tú que lo pones en el inodoro. En un reductor. Para que el niño no se caiga dentro y esperas hasta que el niño termina. Y lo sabes porque dice: YA. Ea, a limpiarle el culo al niño. Y el momento es el más inoportuno. Al principio, cuando iba a la playa con los niños no fallaba. Era llegar, poner sombrilla, sillas, piscina infantil y siete millones de juguetes playeros cuando los niños se venían para mí. Sí. Ni para el padre ni para cualquier abuela. Eran espléndidos conmigo. "Mamá, caca". Y una servidora llevaba varias bolsas y "forraba"un cubo de la playa. Cuando terminaban y les limpiaba el culo, cogía la bolsita o bolsitas y a buscar un contenedor. A lavarse las manos. Y ya, casi que me tenía que ir a mi casa...
Pues eso, que cuando el niño ya sabe limpiarse solito es que hemos pasado a otra fase. A una mucho mejor. O por lo menos eso creo. Ya llegará la fase de los tatuajes y los piercings...Og.
Foto del Flickr. Autor: Edson soares.