Otro de esos juguetes que me dejaban totalmente patidifuso cuando era un crío fueron las gafas con las que se podían ver imégenes tridimensionales. Se mostraban dos diapositivas (una en cada ojo) y de esa forma se creaba la sensación de profundidad. Por aquel entonces, ver fotos en 3D se podía catalogar como experiencia mítica.
Algunos parecidos he visto por ahí últimamente, incluso una postal aprovechando este mecanismo estuve a punto de comprar hace poco.
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