Entraron en el café Paraíso, como siempre. Se sentaron en la misma mesa y el camarero les echó una mirada de reojo. Un café para él, un té para ella. Sin azúcar, con un terrón. La puerta que se abrió, entraba un cliente con un paraguas. No miró a nadie, ni siquiera se dio cuenta de que ella lloraba.
El hombre apuraba un sorbo de café y soltó un suspiro profundo. La mujer intentó beber pero no era capaz de sostener la taza.
De pronto , un cachorrillo de la calle se coló en el café para resguardarse de la lluvia y acabó en los pies de ella. Una sonrisa pasajera esboza sus labios .
El café se acababa por fin y el hombre recogía su maleta para irse.
Ella le mira fijamente implorando esperanza. El hombre se marcha musitando un breve adiós.
El hombre apuraba un sorbo de café y soltó un suspiro profundo. La mujer intentó beber pero no era capaz de sostener la taza.
De pronto , un cachorrillo de la calle se coló en el café para resguardarse de la lluvia y acabó en los pies de ella. Una sonrisa pasajera esboza sus labios .
El café se acababa por fin y el hombre recogía su maleta para irse.
Ella le mira fijamente implorando esperanza. El hombre se marcha musitando un breve adiós.
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