jueves

Hermanas

Desde pequeñas, incluso recién nacidas, hubo un vínculo especial entre ellas. Nacieron el mismo día pero con la diferencia de dos interminables horas.
Una rubia, otra morena.
Cuando se hicieron atractivas para los hombres su vínculo fue...demasiado fuerte. La cara dulce de Silvia atraía a todo varón que estuviera escaso de miradas tiernas, de palabras de amor.
 Los ojos sensuales de Sabina hacían el resto, provocaban los más descarados sueños entre los caballeros y ella era muy buena samaritana.
Dicen que la unión hace la fuerza.
Silvia atraía con sus sonrojadas mejillas a los hombres a casa. Ellos terminaban de disfrutar con Sabina, ella se encargaba de hacer lo que le pidieran.
Lo que ellos no sabían es que, cuando creían que todo había terminado, era Silvia la que volvía...con ojos inyectados de sangre y un gran cuchillo afilado. Su hermana se quedaba mirando el final de la historia.

Así terminaba una historia que volvía a empezar la noche siguiente.

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