
Para Morrigan.
En un edificio antiguo entró una joven. Entró escapando de su novio. Habían peleado y empezó a llover. No tenía ganas de seguir discutiendo y escapó. Corrió y corrió, él la llamaba en la distancia pero ella no lo quería escuchar. Se estaba calando hasta los huesos y decidió meterse en el edificio que encontró en su camino. La portera del inmueble le instó a que entrara y se secara con una toalla. Su cara no le gustaba, parecía más mayor de lo que en verdad era. Arrugas surcaban por ella y le daba a la portera un porte cansino. Así que quería alejarse de ella lo más posible. Pidió ir al baño. La portera le dijo que estaba en la primera planta. Pero que no siguiera subiendo pues había una puerta que no debía traspasar. Marta era curiosa. Entró primero al baño y al salir de él vio una mesa donde descansaba una llave. La cogió, algo en su interior le decía que bajara por las escaleras y se marchara. Algo en su interior le decía que cogiera la llave y abriera la puerta prohibida. Y eso es lo que hizo. Subió con ella en la mano. A través de la puerta escuchaba sonidos extraños. Preguntó quién había allí, en alto. Nadie le contestó pero quien estuviera allí siguió respirando con excitación. Marta esperó un poco, metió la llave y la giró. Cogió el pomo de la puerta. Al abrir abrió los ojos más de lo que ella era capaz y soltó un breve y débil SOCORR...
Hay que hacerle caso a los mayores,ya te lo dije. Que no subieras, mi hermano hace tiempo que no come algo tan exquisito...
Foto del Flick, cuyo autor es Robert Pollack...