lunes

Clásicos del porno


Vamos a dedicar este post al sexo, que lo tengo muy abandonado (bueno sólo en el blog, no vayáis a pensar mal, pillines). Así que nada mejor que hacer una serie de recomendaciones para los/las lectores/as que disfruten viendo sexo por la tele.
Para empezar, aviso: no me gusta nada el porno años 80/90 de chicas siliconadas y chicos cachas. Lo que se está haciendo últimamente si parece más natural, sobre todo el género de películas que en apariencia son hechas por "amateurs". Ya digo que no soy un experto en el género aunque se hace lo que se puede, pero sin duda el porno hecho en los 70, finales sobre todo, merece mención aparte.
Quitando "Deep Throat" (1972) que se hizo bastante famosa en su época,-sí ya saben esa de la chica que tenía el clítoris en la garganta de ahí lo de garganta profunda- nos centramos en dos títulos: "Debbie does Dallas" (Debbie se lo monta en Dallas) y "Behind the green door" (tras la puerta verde).
"Debbie" es una chica rubia de las típicas tipo "Angeles de Charlie" que va viviendo diferentes relaciones con distintas personas y va descubriendo algunos puntos ocultos de su biología. En fin, el resto se lo pueden imaginar. Escenas rodadas con poca preparación técnica (iluminación, maquillaje...) pero con el encanto de lo sincero y espontáneo.
Mención aparte haremos de "Tras la puerta verde". Los primeros quince o veinte minutos son una auténtica tomadura de pelo si lo que quieres es ver un clásico del porno. Ahora, el resto de la película -que prescinde totalmente de guión- es una de las colecciones de escenas más estimulantes que se han rodado. Marilyn Chambers demuestra una versatilidad propia de quien sabe lo que hace y lo que pretende. En fin, muchos la consideran la mejor película del género rodada hasta el momento.
Por cierto, si creen las leyendas negras sobre los actores y actrices del porno (eso de que se convierten en juguetes rotos al cabo de los años) deberían leer la entrevista que le hicieron hace unas semanas a una porno star (Vanessa del Río), ya madurita. Ni un atisbo de arrepentimiento y por supuesto, no vive en la miseria. Leer aquí

sábado

Una vespa no es una moto


Desde pequeño siento una atracción irresistible hacia este vehículo. No me gustan los automóviles, exceptuando el mítico Citroen 2 CV, primer coche que conduje e irrepetible. Esa sensación de volcar en cada curva es algo que no se puede olvidar.
Sin embargo, desde que siendo un niño mi padre nos llevaba al colegio a mi hermano y a mí en su vespa GS naranja quedé hechizado por este scooter que es más que un dos ruedas. Las vespas tienen alma.
Con ocho o nueve años, en el campo, se la "robábamos" a mi padre e intentábamos conducirla, pero meter las marchas en el puño era un escollo difícil de superar.
En la adolescencia muchos de mis amigos conducían una PK y yo no podía más que envidiarles, mi economía no daba para más.
Ya en la cercanía de la cuarentena, por fin he cumplido este sueño, desde hace casi un año conduzco una LX 125. Esto, además de evitarme muchos atascos me hace volver a mi niñez. Soy como mi padre cuando conducía su vespa. Ahora llevo yo a mis hijos (aunque esta vez por separado) y son ellos los que me envidiarán.
Por eso, una vespa no es para mí una moto, es más, es un sentimiento, un sueño cumplido. Llamadme simplón si queréis, pero yo me siento como el de "Vacaciones en Roma"
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viernes

Tiendas de deporte.


Ayer fui a una tienda que hay en El Puerto de Santa María dedicada sólo a deporte. Es una macro tienda. Enorme. Fuimos a comprar la rueda para una bicicleta. El caso es que me dí cuenta, allí de la cantidad de personas que van a dicha macro tienda. No paraban de entrar y de salir clientes. Y me llegué a preguntar si tanta gente practica deporte...No suelo ver a muchos haciéndolo. Lo que más se veía que compraban eran bicicletas. Sin embargo, yo no paro de ver coches por todos lados. Van a pocos metros y llevan el coche. Llevan a sus hijos al colegio y van en coche, coche enorme que aparcan en la acera por donde tú tienes que caminar para llevar a tus hijos. Y me seguía preguntando dónde irían dichas bicicletas...
La mayoría de clientes que había allí, incluida yo, no tenían apariencia de deportista. Llegué a contar siete señoras embarazadas. Algunos de sus maridos también estaban "embarazados"(efecto secundario de tomar tanta cerveza y tapita). Otros iban con escayola en el brazo derecho. Algunos abueletes que deseaban sentarse a tomar algo allí en las mesas que había. Muchos padres primerizos(eso se ve a la legua) con cochecitos donde iban los críos. Esos padres deben tener poco tiempo para practicar deporte como por ejemplo el baloncesto. El deporte que más practican los padres primerizos es el de levantamiento de pañales "cagaos" y el de calentamiento de biberones, y a todo ello se le añade el "zarandeo"nocturno a tu pareja para ver quién se levanta cuando el niño llora...
Sigo opinando que de todos los que estábamos allí, y la macro tienda estaba llena, cinco o seis practicaban deporte todos los días...Eso sí, el aparcamiento estaba hasta la bandera de coches. Porque claro, yo soy deportista y voy a comprar en mi coche. En vez de caminar o ir en bicicleta. No tengo en nada en contra de los deportistas, es más, los admiro. Pero yo no tengo fuerza de voluntad ni tiempo para hacer deporte todos los días. Aunque, a partir de ahora que me están acondicionando una bici antigua, voy a cogerla todos los días...
Foto del flick, de LoboEstepario.

jueves

Nostalgia


Pues bien, ha salido mi vena sentimental, que también la tengo no creáis. Paseando esta tarde por un lugar por el que paso decenas de veces a lo largo de la semana me he estado fijando en un cine al que iba durante mi infancia y adolescencia. Era un cine de los antiguos, nada de pantalla pequeña, nada de sensoround, nada de olor a palomitas.
En él he vivido muchos momentos, casi todos muy buenos. Viéndolo ahora en el estado en que se encuentra, cerrado desde hace unos años y con la fachada deteriorada no he podido reprimir una inmensa sensación de pena y nostalgia. Me lo he imaginado de nuevo con sus luces, lleno de gente, con su tapicería roja y ¡joder lo que daría por volver a verlo como estaba antes! Estoy seguro que muchos lo echan de menos como yo y se pondrán nostálgicos también.
Como pasaba en "Cinema Paradiso" el cine no es más que una metáfora del tiempo pasado, una añoranza de los buenos momentos de juventud y... ¡mierda, me estoy haciendo mayor!
Ninguno de los jóvenes con los que trabajo ahora, darían un euro por ir a ver una película que no tuviera efectos especiales, sonido estruendoso y lugares en la butaca para dejar la bebida y las chucherías. Así que presumo que mi antiguo cine, ese que aún visito en mis mejores sueños, sería un ruinoso negocio en el siglo XXI.
Para los que tienen también sus cementerios de cines ahí va un trozo de nostalgia

miércoles

Cocinar.


He de reconocer públicamente que no me gusta cocinar. Lo hago porque no tengo más remedio. Pero no, no me gusta hacerlo. Siempre que tengo que hacer el almuerzo me pongo nerviosa. No soy muy dada a variar el menú. Mi pareja es el que dice "hoy toca pescado" o "un guisito ¿no?".Y yo si alguien me dice lo que hay que hacer de comer, lo hago. Si toca lentejas, las hago. Pero eso de "improvisar" lo hago fatal. Además, como siempre tengo poco tiempo(por un motivo u otro) lo hago corriendo. Y cocinar hay que hacerlo relajadamente, sin prisas por tener que ir al colegio a recoger a los críos. Cuando me pongo, lo hago relativamente bien. Pero no me gusta. Admiro a esas personas que con varios ingredientes te sacan de un apuro. Lo peor que llevo son las cenas. Ays, que si complicado para mí es el almuerzo la cena lo es más. Porque no siempre se va a cenar bocatas, o tortillita con un poco de queso o jamón...No. A mí me gusta que me hagan la comida. Pagaría porque me guisaran todos los días. Debería haber un oficio de "cocina a domicilio"... Me acostumbré de pequeña con mi madre cocinando como un ángel. Y mi pareja guisa estupendamente, pero él trabaja. Así que los fines de semana me aprovecho de mi madre, mi suegra y mi marido. Qué bien. Mi madre y suegra son buenísimas, cuando hacen caldo, tomate frito, berza...me guardan y yo congelo para cuando me quede "en blanco". Qué haría yo sin fiambreras...Sin embargo, un día me da un "algo" y soy capaz de hacer un pisto delicioso, ensaladilla, puré de verduras y guiso de carne con patatas de una "peoná". Y encima me salen exquisitos...No soy mala cocinera, es que no me gusta cocinar.
Foto del flick. Autor es Ciacci*

lunes

Buenos deseos

Coincidiendo con el solsticio de invierno a muchas culturas nos da por recapitular sobre lo que hemos hecho a lo largo del año y nos proponemos cambiar todo aquello que no nos ha gustado. Aunque los seres humanos somos especímenes realmente sospechosos, en esta época parece que dejamos aflorar nuestros más bellos sentimientos. En fin, que estamos en Navidad y en Occidente esto es sinónimo de declaraciones de amor y paz, buenos presagios y actos de contrición.
He sido educado en estas tradiciones, por más que intente renegar de ellas y aún me salen estos deseos y emociones. Así que un beso para todos y todas. Os dejo una canción de Manhattan Transfer. ¡Ah, en mi casa comeremos solomillo al Pedro Ximénez! Si alguien quiere...

domingo

La caja tonta


Sigamos con los tópicos. La tele es una caja tonta, pero todos la vemos. Si hacemos un cálculo sencillo, resulta que nos pasamos más horas en la vida de media viendo la televisión que en la escuela, por ejemplo. Dedicamos mucho tiempo a mirar el cuadradito mágico. ¿Por qué entonces es tan vilipendiada? ¿Por qué queda bien decir "yo no veo la tele"?
Los sesudos estudiosos indican que ver la TV nos hace menos inteligentes. La culpan de los malos resultados académicos de los estudiantes, de la violencia, de las enfermedades cardiovasculares. Se asume que los que nos sentamos con el mando no somos capaces de ver críticamente algo, de pensar sobre lo que se dice en un programa. Parece como si los televidentes fuéramos masas amorfas que tragamos lo que se emite sin más ni más, y uno se pregunta (parafraseando a Shakespeare) ¿es que acaso no nos emocionamos con una buena serie o nos reímos con una telecomedia, es que no sufrimos cuando en las noticias nos muestran las injusticias diarias?
No, la televisión no es una caja tonta, es un grandísimo invento que en absoluto ha acabado con las conversaciones familiares, todo lo contrario las provoca. Yo, que he crecido con ella, que soy hijo catódico de sus ondas, afirmo que despreciarla con ese injustificado tópico es cruel. Además, siempre podemos apagarla cuando no nos guste y escribir en un blog.
La foto es de Pablo Tenorio.