Porque aún recuerdo un día, hace tres años, que llevé a mi tía al médico y le hizo la misma prueba. Otras palabras...mismo resultado. Yo creí que era por los nervios. El médico me abrió los ojos a otro problema aún peor que el de los nervios: la pérdida de tu vida a chorros a través de la pérdida de tus recuerdos.
Todavía reconoce que soy su sobrina, aunque me confunde con otra de ellas. Me duele el alma y todos los poros de mi piel cuando la veo como una niña pequeña asustada. Maldita enfermedad.
Su madre, mi abuela, tuvo lo mismo. Mi tío, su hermano mellizo, está teniendo los mismo síntomas.
Tengo miedo de olvidar que puedo ser olvidada.
1 comentario:
Sabes, hoy escribiendo sobre el 23 F , veía a Suárez echarle valor a Tejero, y pensaba ¿qué queda de Suárez? En su memoria, nada. En la nuestra, ahí está todavía.
Pues eso.
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