viernes

Dulces sueños.


No...Otra vez no. Esta noche mi pareja me despertó repentinamente. Había tenido una pesadilla. Y eran las cuatro de la mañana cuando sucedió. No pude conciliar el sueño de nuevo. Lleva teniendo pesadillas toda la semana. Porque no recuerdo lo que es dormir sin sobresaltos. Mi cansancio se va acumulando a lo largo del día. Termino el mismo deseando volver a la cama. Hoy quiero dormir a pierna suelta. Así que le digo cariñosamente a mi pareja que por favor hoy duerma bien. Le doy un gran beso y nos echamos a dormir.
Suena el despertador. No me lo puedo creer. No ha habido pesadillas. Hemos dormido de un tirón...Me giro y la mitad de la cama casi que no está revuelta. No entiendo. Enciendo la luz de la mesilla de noche. No veo a mi pareja. ¿Dónde estará?. Desde la cama pregunto dónde está. Nada. Ni un sonido. Me imagino que estará en el baño. Me levanto y allí no está. Recorro descalzo toda la casa. Ni rastro. Poco a poco el pánico se apodera de mí. Más cuando me voy dando cuenta que algunas fotografías que decoran el salón son diferentes. No sale mi pareja en ellas...¿Qué es esto? ¿Una broma de mal gusto?
La casa parece diferente. Tiene más sombras de lo normal. Parece tétrica, mortalmente vacía. No veo sus colonias, no veo sus libros, no huelo a nadie más que a mí. Abro el armario, la ropa está perfectamente colgada. Y tan perfectamente...sólo está la mía. Allí no hay rastro de ropa de alguien más. Parece que nunca la ha habido. No hay huecos de alguien que se haya ido. Ese ropero es sólo mío y ha sido solamente mío toda la vida...Nadie ha vivido conmigo. Me doy cuenta de que soy un solitario que se ha despertado como todos los días, sin nadie. Que todo fue un sueño.
Me miro al espejo y un escalofrío me recorre la espina dorsal: ALGUIEN RÍE A MIS ESPALDAS Y ME SUSURRA AL OIDO: "¿Quién tiene una pesadilla ahora".
Este cuento va dedicado a Alfonso. Un devorador de historias de miedo.
Foto del Flickr. Autor: _pop-eye.