jueves

Ríete conmigo.


Quiero reírme. Lo necesito. Y si recuerdo anécdotas, vivencias o historias mías o de alguien me vuelve a entrar la risa. Es que yo tengo mucha imaginación. Y lo veo todo con imágenes. Si es que yo no lo he vivido. Porque si yo lo vivo, las imágenes me aparecen más nítidas. La siguiente anécdota me la contó una antigua compañera de trabajo. Algo más mayor que yo y famosa por sus vivencias rocambolescas...
L. trabajaba ese domingo en el turno de tarde. Era verano y tenía que entrar a trabajar a las 15 horas. Ella que se va a la playa, en el Puerto de Santa María. Ella con su seiscientos. Ella con su carnet de conducir recién salido del horno. Después de haber "cateao" por 13 veces el carnet. Que digo yo que la naturaleza es sabia. Que si tú te sacas el carnet después de 13 veces de presentarte es que o los planetas se han unido o es que el examinador es tu hermano...No será porque eres muy hábil con el coche. ¿No creéis?
En fin, que se le pasa el tiempo a L. para ir a trabajar. Ella que acelera y acelera. Una pareja de guardias civiles que le dan el alto. Iban en moto. Ella que con los nervios, según me cuenta, no ve ...Que tiene más miedo de la monja que es su supervisora (del hospital) que del civil. Ella que no para. El civil que se queda incrustado con el manillar de la moto en el capó del coche de L. La L. que se pone más nerviosa. El civil que hace lo que puede para decirle que pare. La otra tiene un momento de lucidez y se acuerda de donde está el freno. Y, sí, frena. Pero deja allí al guardia civil echando pestes por la boca. La otra que se va a trabajar. Y a los veinte minutos llega la pareja de la guardia civil a buscarla. La monja que la llama y la otra se pone a llorar como una Magdalena. Y se lleva una pedazo de multa. Y no se la llevaron presa por mediación divina. Ya se sabe, las monjas tienen algo de enchufe.
He de decir que la única vez que me monté con L. en coche, al cabo de los años, tuve el accidente automovilístico más doloroso de mi vida. Salíamos del trabajo, del turno de noche y nos embistió otro coche. Y todo porque L. se paró en un paso de peatones. El de detrás venía "embalao" y nos dio. La otra que llorando dentro del coche se lamenta que es la primera vez que respeta un paso de peatones y le pasa esto. Yo, toda dolorida le digo a "chillíos": "Hija de mi vida, y precisamente ese día tengo que estar yo dentro del coche. Es que lo mío es tener suerte"....
Foto del Flickr. Autor: Poketmonster(rsa)