jueves

Eres preciosa

A veces, mi trabajo tiene momentos sorprendentes como el que he vivido hoy. Tenemos un alumno nuevo este curso que tiene múltiples dificultades, entre las que una de las más significativas es la relación con sus compañeros. Más en concreto, con sus compañeras. Buscando llamar su atención, utiliza frecuentes insultos para dirigirse a ellas. Uno de los que más usa es ese de apelar a la mujer con el nombre del oficio más antiguo del mundo y que empieza por "p". Lógicamente, y aun a pesar de los problemas que este chico manifiesta, no se puede dejar pasar un comportamiento como este, por lo que intentamos corregirle y a la vez dar pautas a los alumnos para que pasen por alto sus apelativos. Por un lado, para no prestarle excesiva atención y por otro para que seamos los profesores los que corrijamos el problema.
Bien, visto que por ahora no estamos teniendo mucha suerte, decidí intentar una nueva estrategia. La de enseñarle al chaval una manera más adecuada de llamar la atención de sus compañeras. ¿Cómo? Pues diciéndoles un piropo que además empiece por "p", por ejemplo, preciosa. Así, se lo propuse y para que pudiera contrastar el efecto de tal palabra en las alumnas, llamé a una de ellas para que recibiera el cumplido. Le dije, "como tu compañero te dice cosas feas, hoy ha decidido decirte otra cosa a ver qué te parece".
La chica no miraba al alumno, por temor quizás, a oir lo que otras veces había tenido que escuchar. De pronto, mi alumno le mira a los ojos (cosa que no suele hacer) y le dice: "eres preciosa".
La chica se ruboriza y desarmada, lo mira y contesta: "gracias", con un hilo de voz.
A buen seguro, mi alumno hoy ha descubierto que es mucho más fácil llamar la atención con un halago que con un insulto. Y yo, he vuelto a comprobar, que con todos los años que llevo en esto, aún sé menos de lo que pensaba (que es bastante poco).