miércoles

Diálogo de besugos.


La otra mañana llevé a mis hijos al colegio. Siempre, a no ser que esté diluviando, vamos andando. Vivimos muy cerca, a unos cinco minutos caminando. El caso es que hay dos edificios de colegio, uno en una acera y el otro en la del frente. En uno están todos los alumnos de infantil(3 a 6 años) y en el otro primaria. Los míos están ya en primaria. Yo ya he optado por no cabrearme. Y ahora sabréis el motivo. Hay padres y abuelos que dejan sus coches encima de la acera, o en segunda fila, o paran el coche justo en la puerta del colegio y esperan a que los niños se bajen y entren al edificio con el consiguiente pitido general de coches que tiene detrás. Lo de dejar el coche encima de la acera no creáis que lo hace uno o dos padres, la acera parece un escaparate de un concesionario de coches. Si yo tuviera que ir con una silla de ruedas o con un carrito de bebé, me las vería muy difícil para llegar a la puerta del colegio. Porque es horrible, y porque, casualmente la acera que está libre de coches está llena de mierda de perro...
Pero esa mañana fue para morirse el diálogo de besugos que tuve que escuchar mientras miraba yo entrar a mis niños a su edificio. Dos padres "montan" sus coches encima de la acera. Uno al lado del otro. Cuando uno de ellos abre la puerta roza, o eso dice el dueño del otro, al coche de al lado. Se bajan los dos de los coches, cada uno con un niño de tres años de la mano y empieza el diálogo:
-Mira la puerta...le has dado al abrir la tuya.
-Yo no le he dado.
-Mira(y le señala un rayón imaginario porque el otro sigue sin ver nada)
-Te digo que no le he dado, cojones.
-Me tienes harto, coño. Siempre tienes que aparcar al lado mío, y siempre que te bajas del coche parece que le vas a dar a la puerta.
-Pero no le doy.
-Hoy sí le has dado.
-Ojú qué tío más coñazo. Que no le he dado, imbécil.
-Imbécil...imbécil...imbécil...Imbécil tú.
-Anda por ahí...
-Y tú también...
Y cada uno, que lleva a su hijo de la mano, se dirigen a la puerta del colegio como si tal cosa. Me pregunto qué pasara por la cabecita de dichos niños( me refiero a los de tres años) cuando ven pelear a sus padres entre sí, cuando dicen palabrotas delante de ellos, cuando se faltan al respeto... ¿Querrán sus padres que ellos sean así de mayores? Probablemente lo sean, pobrecitos.
Foto del Flickr, de R. Durán.