domingo

En lo que he cambiado siendo padre

En los próximos meses, personas a las que tengo mucho afecto van a ser padres y se me ha ocurrido escribir algo al respecto. No, no os asustéis, no pienso escribir un mini recetario de cosas que sirvan para ser mejores progenitores. No creo en eso. En realidad, no creo que algo tan profundo y tan difícil como criar a tus hijos se pueda trasladar a otros. Es una experiencia única e intransferible, en la que lo que se aprende, forma parte de uno hasta sus últimos días. Por otro lado, no soy de los que piensa que sólo cuando una persona tiene descendientes se realiza completamente. Desde mi punto de vista, se tenga o no familia, la vida puede ser igual de plena.
Así que pensando en qué podría contar sobre esto, he decidido que lo mejor que puedo aportar es los cambios que se han hecho evidentes en mi persona, al menos, de los que yo he sido consciente,  y que  atribuyo a tener hijos.
Para empezar, tener hijos me ha hecho mucho menos egoísta. Dejé de pensar primero en mí y en mis necesidades y no me di ni cuenta.
También he conocido lo que es ser paciente y saber esperar. No intervenir en la vida de ellos para evitar sus errores y dejar que los cometan. Aunque a veces, es muy complicado, sobre todo si esos defectos son los que no nos perdonamos a nosotros mismos y vemos repetidos en sus comportamientos.
Una de las cosas que nunca entendí es cuando me decían otros padres que hay que dejar que los hijos vivan su vida. ¿Tan difícil es dejar que nuestros hijos sigan sus propios caminos? Pues sí. Casi sin darte cuenta se puede caer en el error de trazarles la senda que a uno le hubiera gustado seguir, para que ellos la continúen. Era de los que pensaba, ese error yo no lo cometeré. Y claro que sí. Pero con el tiempo he aprendido que sus vidas son distintas de la mía y que tendrán que tener su propio proyecto que compartiré o no.
Definitivamente, desde que soy padre me he vuelto mucho más emotivo. Es como si se hubieran activado resortes que desconocía en mí mismo.
He aprendido mucho de los que no dan consejo pero ofrecen modelos desde la distancia. Sí, me refiero a los abuelos. Esos que sabiendo la envergadura de la empresa en la que nos hayamos incurso respetan nuestras decisiones aunque piensen de distinta forma. Cuando no he sabido qué hacer siempre he tenido una respuesta valiosa observando su comportamiento.
También he aprendido  muchas otras cosas cotidianas como cambiar pañales, montar todo tipo y condición de juguetes y arreglar desperfectos de diversas clases.
Pero sobre todo, lo que más claro me ha quedado  es que educar a un niño no es nada fácil,ni es algo a tiempo parcial, hay que estar ahí cuando es necesario aunque sea en segundo plano. Porque por mucho que crezcan por muy independientes que se vuelvan, nos necesitan, aunque ellos no lo sepan.
A todos los que vais a tener familia próximamente, mucha suerte y mucho ánimo.Seguro que también a vosotros os cambiará.

sábado

El Instituto del Amor

Pues había una vez un Instituto de Madrid que se convirtió en centro con Bachillerato de Excelencia. Un proyecto salido de la cabeza de una antigua  presidenta de Comunidad de nombre Esperanza. A ese centro iban los alumnos que tenían mejores resultados, de los que se esperaba todo, de los que tenían que rendir más y mejor que la media y de los que la casta política estaba orgullosa. Eran el futuro, la gota en el océano. Los que sabían lo que era la cultura del esfuerzo a diferencia de sus millones de compañeros, que vagueaban por los Institutos públicos fumando drogas y escuchando heavy. Eran los que tenían como Director a un catedrático de Latín. O sea, un paladín de las humanidades, de los sentimientos y del lado menos analítico de las enseñanzas. Era un centro modelo, genial, tan bueno que hasta los alumnos decicieron seguir los consejos de su Director y aparcar el amor de sus vidas. Pero no sólo el amor homosexual (ese ya estaba proscrito) todo tipo de amor. Que ya se sabe que distrae mucho y no se puede pensar. Qué bonita historia, en la que estos alumnos serán cualificados profesionales sin sentimientos.


 

miércoles

Dolor crónico

Mi queridísima mujer:
Creo que no tiene usted idea, perdón por mi atrevimiento, de lo que significa padecer un dolor crónico. Es algo que te toca sin que te pregunten. Algo que te puede condicionar la manera de vivir. Que es silencioso pero que está ahí siempre, el que grita es uno. Imagínese que le están apuñalando a cada instante en cada parte de su cuerpo, pero no ve los puñales ni puede hacer nada para quitarlos...
Suele pasar que te calles el dolor para que no sufra quien está a tu lado. Pero cuando ya no puedes más lloras de la impotencia y te preguntas por qué a ti. Puede que te digan que tomes medicación de por vida, con sus eternos efectos secundarios. Dolor crónico es una cosa muy jodida, querida mujer. Sólo la palabra crónico te dice que hasta que te mueras te vas a enterar de lo que es un martirio chino.

Sin embargo, dolor crónico también puede ser personas como usted. Gente que ha estudiado, que tienen un cargo, que sois pagados por ello, que nos representais Y QUE DECÍS UNAS COSITAS POR ESAS BOCAS QUE SON DE VERGÜENZA.
Espero, mi querida mujer, que nunca padezca nadie de su entorno dolor crónico. Es algo que no se le desea ni al peor de los enemigos. Feliz año.

domingo

¿Cincuenta Sombras de Grey?

Ni aunque fueran doscientas pienso yo leerme este libro. ¿Puede alguien darme algún motivo para convencerme de que merece la pena invertir veinte euros en esta historia? Daré algunas razones que me llevan a esta conclusión.
Primero el título. Anodino, irrelevante. Si fuera una novela negra, a lo mejor este título sugeriría algo más, pero en una novela erótica...
Segundo, la temática. Sadomaso en versión light para nuestras muy aburguesadas mentalidades. Lo suficiente para hacer creer al que lo lee que está imaginando lo más de lo más pero sin llegar a escandalizar. No sea que se pueda herir la sensibilidad de alguno.
Tercero, la campaña de márketing. Estoy ya de esta trilogía, hasta la coronilla.
Cuarto, lo que supone un libro como este. Escrito por una mujer y resulta que va de las experiencias de otra que se deja putear por su pareja y que encima va y le gusta. Tantos años de lucha por la liberación del sexo y la sexualidad femenina, para que ahora estos libros nos enseñen a los tíos que esto es lo que de verdad gusta a las mujeres.¡Venga ya!
Quinto, porque tiene pinta de ser un tostonazo aburrido. Si me apeteciera leer literatura erótica de calidad seguramente elegiría alguno de estos que seguro que son más divertidos.



La chica de la cámara

De siempre le gustó sacar fotografías a todo lo interesante que veía.Tantos momentos felices, el vuelo de un pájaro, el perro que saltaba de alegría al ver a su dueño, un coche antiguo que circulara por la ciudad, un concierto espontáneo en plena calle...todo ello y más era digno de ser fotografiado.
Nadie se explicaba la destreza, la habilidad y el estar ahí justo en el momento en que todo pasaba para poder hacer la fotografía.
Un día, entrada la noche, decidió pasear por el paseo marítimo. Quería fotografiar la luna reflejada en el mar frío. No lo vio venir. Ni siquiera lo escuchó. Lo único que sintió fue como la tiró a la arena y cómo empezó a rasgarle la ropa. El pánico no la dejaba gritar. Sus ojos se abrieron más de lo normal. Su retina captó la imagen de su asesino poco antes de hacer con ella todo lo que le vino en gana. El monstruo sólo quiso su cuerpo y no su bolso.
La policía pudo cogerle al día siguiente: sus fotografías estaban aún frescas en el bolso de la chica de la cámara. Una cámara que nunca encontraron porque...eran sus propios ojos los que enfocaban, encuadraban, fotografiaban todo lo que a ella le parecía interesante sólo con parpadear. Y era en su bolso donde aparecía el resultado de esa habilidad tan especial. Esa noche pestañeó hasta que el último hilo de vida se escapaba por sus pupilas. Su bolso estaba cargado con cientos de fotografías del monstruo que acabó con ella, pero que afortunadamente no acabará con más mujeres.

jueves

La piscina de los pensamientos

Hace algunos años que nado varias veces a la semana y aunque he de reconocer que al principio me aburría, ahora es una de las actividades que más me relajan. Los pensamientos se van de un lado a otro mientras recorro la calle una y otra vez. A veces, cuando más abstraído estoy, ni siquiera noto que esté mojado, parece como si volara encima de la piscina. Otras, me imagino que las cosas que pienso salen de mi cabeza y se quedan ahí, en el agua, junto con las de las demás personas que nadan o han nadado anteriormente. De esa forma, cuando me hundo en el agua, es como si las vivencias ahí acumuladas resbalaran sobre mi piel y se alejaran en dirección a la nada.
Los brazos apartan las ideas entrelazadas y se abren camino. Ocasionalmente, al respirar, ideas que flotan entran en mi cabeza y pasan a formar parte de mi imaginario.
No sé si el cloro tiene propiedades que desconozca, pero debería investigarlo.

domingo

Domingo otoñal

Casi parece que el invierno se adelanta este año. No es que uno tenga ganas de que lleguen las temperaturas gélidas, ni mucho menos las luces que acompañan a eso que llamamos Navidad y que cada vez se parece más a una feria.
Pero estar en casa cuando la tarde va entrando en su ocaso, arremolinado en un sofá con un té calentito y buena compañía... no se me ocurre un plan mejor.