jueves

Loco


Justo lo tenía delante de mí con sus manos haciendo aspavientos delante de mi cara que estaba intentando mantenerse serena detrás del mostrador. No sabía qué le había ocurrido para que estuviera así. Sin embargo intentaba explicarme a gritos que nadie había sido amable con él ese día ni nunca, que la vida le trató mal desde antes de nacer.
No logro entender nada, ha entrado en mi trabajo, estoy sola y no me atrevo a echarlo. Su cara y sus ojos están fueras de sí...sé que la cosa pinta mal. Me doy cuenta de pronto que me ha tocado a mí pagar todo lo que se le debe. Saca una pistola y antes de que me de cuenta me apunta sin que le tiemble el pulso. Sus ojos son extrañamente rojos. Mi sangre y la suya se mezclan y emulsionan de manera macabra ya que él también aprieta entre sus ojos lo que me obligó a suplicar que no hiciera en mi boca.
No sé por qué no lo vi venir.