viernes

Silencio, se rueda

Era tan frágil que no supo cuándo se rompió. Se dio cuenta un día de que todo no era lo mismo. Le costaba respirar en un mundo lleno de tiburones disfrazados de buenas formas. En un momento dado se puso en marcha, empezó a caminar y sus pies le llevaron por un camino de baldosas plateadas hacia un lugar sin billete de vuelta.
Desde entonces se escucha un silencio que hace pitar los oidos más que un grito desesperado.