domingo

Cuando un hombre llora


Sí. Los hombres lloran. ¿Quién dice que no?
Llorar es un acto humano y, a la vez, casi divino. Yo, lo reconozco, soy de lágrima fácil. Dejadme ver por décima vez Cinema Paradiso y ya veréis. Cuando me emociono, me pasa lo mismo. Ya tengo la lágrima saltada. Y de risa...he llorado a mares. De esos llantos exquisitos que hacen que salga todo lo que llevas dentro. Yo siempre digo que las lágrimas arrastran todo lo que llevamos dentro. Todos los sentimientos. Nadie ha demostrado que los mismos tengan color. Por eso las lágrimas son transparentes.
Lo que me emociona, y mucho, es ver llorar a un hombre.
Y yo he visto llorar a los dos hombres que yo más he querido en mi vida: mi padre y mi pareja.
Al primero lo recuerdo llorando cuando me despertó una madrugada. Nosotros somos cuatro hermanos. Tres niñas y un niño. Esa madrugada nació mi hermano pequeño. Y él me despertó llorando de alegría para darme la noticia. La última vez que lo ví, también lloró.
Casualmente, mi pareja lloró cuando vio nacer a nuestros hijos. Ese hombre tan grande, parecía un niño.
Otras dos veces lo recuerdo llorando. Cuando le diagnosticaron un cáncer (que no sabíamos que era inexistente) y cuando, un amigo médico, nos confirmó que era eso: inexistente. Fue el llanto más hermoso que tuvimos. Una experiencia arrebatadoramente intensa.
Y es que, cuando lloras acompañado, tu llanto es menos amargo.