sábado

Cuidado, un bloguero entró en tu negocio...


Antes, cuando uno tenía un negocio, a lo que más temían eran a los críticos. Ellos se encargaban de opinar sobre lo que veían, lo que sentían, lo que estaba bien o mal... Te podían hundir o te podían dar una publicidad maravillosa. Si tenías un restaurante y veías entrar a un estirado que iba sin compañía, ya podías intuir que era uno de ellos. Y te deshacías en amabilidad, en ofrecer el mejor plato, en que no faltara nada de nada... Ahora los tiempos han cambiado. Te puede venir un bloguero y tú no lo sabes. Uno que quiera comer con su chica. Uno que tiene que esperar media hora para pedir. Que cuando le sirven la cerveza es la última del barril y no tiene la fuerza y frescura de una cerveza bien tirada. Que cuando le traen el plato pedido está frío y escaso. Que cuando pide algo más le dicen que la cocina ya está cerrada. Que se equivocan al hacerle la cuenta. Se equivocan, claro, cobrándole de más. Que cuando pides explicaciones te dicen que ha sido sin querer. Si, si...Y lo que suele pasar después, cuando ese bloguero llega a su casa, enciende su ordenador y entra en su blog es que escribe de dicho restaurante. Dice cómo se llama, cómo le han servido, cómo le iban a cobrar de más...Lo mismo que si le va estupendamente y escribe elogiando el servicio, los platos, el lugar, la música...Lo que escribe es leído por muchos blogueros más que pueden vivir en esa ciudad. O que pueden viajar a dicha ciudad de vacaciones y decidir si van a ese restaurante o no. Incluso pueden decidir si quieren viajar a esa ciudad o a otra de la que le hayan escrito maravillas en otro blog... EL PODER DEL BLOGUERO ES INFINITO...
Foto del Flickr. Su autor es EtnikaStudio.