martes

Mercería Agata


No me canso de pensar en ello. Sería muy feliz si fuera la propietaria de una pequeña mercería. Siempre me ha llamado la atención dicho establecimiento. Lleno de cajas y cajas de botones de todos los tamaños y colores. Cremalleras. Corchetes. Bobinas de hilos de muchísimos colores. Lanas. Lazos. Agujas. Alfileres. Cajas de costura...
Hay una mercería en Jerez que me encanta. No es diferente de las demás. Pequeñita pero que tiene de todo. Sin embargo, las mujeres que la regentan son expertas en darte ideas originales. El otro día me compré un cinturón en una tienda a precio ridículo. Le faltaba una pieza. De ahí la ridiculez del precio. El caso es que me gustaba mucho. Me lo llevé y me dije que seguro que en esa mercería me darían una buena idea. Así fue. Se lo dije a la propietaria de la mercería: "Gracias por la idea. Lo que he comprado aquí lo puedo comprar en otro sitio, pero las ideas son difíciles de encontrar".
Estoy segura que si yo fuera la propietaria de una mercería sería parecida a esta mujer. Puedo ser capaz de imaginar muchas cosas con un trozo de tela y los utensilios necesarios. Y, de lo que estoy segura, es de que NO SALDRÍA JAMÁS DE ALLÍ.