jueves

Querida Gina Rinehart

Siento no conocerla personalmente porque me encantaría enseñarle algunas cosas que por lo visto, usted desconoce. Por ejemplo, que no todos los que no viven con trillones de dólares viven así porque se dedican a beber. Probablemente sea la realidad que conoce (la de que todo el que no trabaja bebe) en su familia, pero  no crea que esa es la generalidad. De hecho la mayor parte de los que no tienen lo mínimo para vivir dignamente, viven así porque otros como usted se aprovechan de su posición para especular con alimentos o fuentes de energía. Comprendo que hablar sea para usted una pérdida de tiempo, probablemente prefiera mandar y ser obedecida, pero es claro que otros preferimos aprender escuchando o ser mejores personas interactuando con otros.
Pero lo que tiene más gracia de todo es que esas palabras hayan sido dichas por alguien que disfruta de tantos recursos porque lo ha heredado de su familia, lo que hace que el asunto parezca tener gracia aunque no la tenga en absoluto.
Esperando verla por nuestras tierras, me gustaría que echara algunas peonadas en la vendimia de mi tierra por unas decenas de euros, así tendría menos tiempo para beber y hablar, como usted predica.

lunes

¿Menopausia o menarquía?


Es lo que tiene la sociedad en la que vivimos a día de hoy. Lo de ser mayor no vende nada, así que todo el mundo tiene que ser un eterno adolescente, vestir estrafalariamente y comportarse de forma errática aunque tu edad supere el medio siglo. Así los pañales para incontinencia urinaria se venden como algo muy chic o los pegamentos para dentaduras postizas hacen que los abuelos puedan flirtear sin temor a sonreir. Pero lo que de verdad me ha dejado patidifuso ha sido el último anuncio de Savia, un producto que supuestamente ayuda a mejorar los síntomas de la menopausia. Y claro como no van a sacar a una señora madura abriendo las ventanas en pleno invierno porque tiene un sofoco, colocan a Verónica Forqué en plan adolescente en su primera regla, con traje vaporoso, melena al viento y montando en bicicleta por verdes praderas, que así queda todo muy bucólico y etéreo. Y es que la soja tiene estas cosas, hace que la menopausia se convierta en menarquía. Cosas de los publicitarios. Después nos quejamos cuando en los viajes del Inserso se montan unas bacanales que ni en la Roma de Nerón.

sábado

Fórmula 44

Llegada a estas alturas toca un poco de reflexión...
Tengo arrugas en mi cara pero no en mi interior. Tengo un cuerpo imperfecto pero una cabeza algo amueblada. Sé con quién no quiero estar y con quién sí. Me gusta la música pero no bailo al son del más poderoso. Me gusta el cine pero no me creo todo lo que veo. Me gusta la familia que he creado y me gusta mi casa. Tengo pesadillas pero no por tener la conciencia intranquila, las tengo porque no soy perfecta.
Es verdad, no soy perfecta ni lo pretendo. Pero de lo que me he dado cuenta es de que he encontrado una fórmula para intentar ser feliz con lo que tengo. Para intentar hacer feliz a los que quiero. Para no quejarme de vicio. Me dejaré en el camino diario cosas que hacer para unos o para otros pero terminaré haciendolas. No me arrepiento de casi nada.
He aprendido a convivir con mis defectos. Me gusta mi edad porque sí y espero seguir sintiendo lo mismo.
Quiero conservar lo poquito que tengo lo mejor que sé. Y quiero sobrepasar los 47...la edad con la que murió mi padre.
 Hoy 25 de agosto cumplo 44 años y os quiero ver a todos aquí dentro de un año.

jueves

Mujercitas

Ser mujer cansa mucho.
Quítate pelos de donde sobra y arregla los que te dejan tener. Que si tinte, mechas, cortar, marcar. No te muerdas las uñas. No repitas bañador. No engordes. No provoques. No seas frígida. No tengas arrugas. Ten hijos. Cuídalos. Trabaja. Haz de comer. Siempre guapa. No pongas cara de amargada porque te dan un Activa para que evacues. Y un Aero-red para los gases. La casa...limpia como los chorros del oro. Tu marío presentable y que no le falten calcetines marrones.
Lo que digo...me hago un cambio de sexo.

miércoles

Carta de la restauradora del Ecce Homo

Hola majetes:
Ya estoy harta de que me crucifiquéis (va sin segundas) por la obra de arte que estaba a punto de culminar en Zaragoza. Qué fácil es criticar cuando no se sabe. Resulta que no era así como pensaba terminar la restauración, es como si os comiérais unas magdalenas antes de hornear. Por favor, cómo podéis pensar tan mal de mí. Tengo un currículum a mis espaldas que tumbaría al de cualquier artista. A ver, arreglé el rosario de la señá Gertrudis que tenía una cuenta rota. Pegué con loctite la Pilarica fluorescente que mi hijo me trajo de la capital y aunque no cuente, esta semana terminé de encalar las paredes de mi casa y han quedado pero que muy curiosas.
A los envidiosos quiero dejarles con la boca abierta así que he pintado entero el muro de mi dormitorio con el Ecce Homo tal como pensaba dejarlo. Así ha quedado, a ver qué tenéis que decir ahora mochuelos.


viernes

Los Fabulosos Baker Boys

Sólo he visto esta película una vez, en el cine y el recuerdo que tengo de ella es profundo. Me pareció entonces, hace ya más de veinte años, un retrato veraz de las desilusiones de la vida. De lo que uno espera hacer y de lo que la realidad te plantea como alternativa, casi siempre, caricatura grotesca de lo que se desea. De cómo alguien puede estar tan solo que la única compañía de un animal sea tu clavo ardiendo. De que hay personas que jamás deben enamorarse porque inevitablemente hacen daño aunque no quieran. Hoy, reviviendo algunas escenas, me sorprende la inmensa belleza de los personajes, la melancolía que puede transmitir y la inutilidad de luchar contra el destino que uno tiene marcado.Encima el Jazz como telón de fondo. Y Makin'Whoopee, claro.



miércoles

Billie Holliday

Porque me gustan las voces que enseñan toda la vida que llevan dentro. Porque sabe a cine y novela negra. Porque bajó a los infiernos y se recuperó y volvió a bajar. Porque no se dejó avasallar. Y porque es JAZZ, ella lo es en toda su extensión. Con ustedes...Lady Day



viernes

Cambios


Entraron en el café Paraíso, como siempre. Se sentaron en la misma mesa y el camarero les echó una mirada de reojo. Un café para él, un té para ella. Sin azúcar, con un terrón. La puerta que se abrió, entraba un cliente con un paraguas. No miró a nadie, ni siquiera se dio cuenta de que ella lloraba.
El hombre apuraba un sorbo de café y soltó un suspiro profundo. La mujer intentó beber pero no era capaz de sostener la taza.
De pronto , un cachorrillo de la calle se coló en el café para resguardarse de la lluvia y acabó en los pies de ella. Una sonrisa pasajera esboza sus labios .
El café se acababa por fin y el hombre recogía su maleta para irse.
Ella le mira fijamente implorando esperanza. El hombre se marcha musitando un breve adiós.

miércoles

El estado ideal de las cosas

Cuando el curso está en su apogeo tengo unas ganas increíbles de que lleguen las vacaciones, es un tema recurrente en las conversaciones de pasillo. Hay quien hasta tacha los días en un calendario como si fuera una condena. Y bueno, las vacaciones llegan y se instalan cómodamente en nuestro salón. De repente, la rutina normal de la vida diaria deja su paso a ese gran elefante que va a convivir con nosotros durante un mes.
Uno programa mil cosas para hacer en vacaciones, lo típico, un viaje, ir a la playa, leer la ristra de libros acumulados durante los meses de invierno y que no tuvieron una oportunidad entonces. Estudiar, ponerse al día en las aficiones personales. Vamos, que la lista deja en pañales a la de año nuevo.
Pues ya me veis aquí, a principios de agosto echando de menos el Instituto, con sus pasillos repletos de alumnos, con los adolescentes delante de la puerta del despacho ávidos por consultar dudas, con las prisas por llegar a tiempo a clase.


Sí, lo confieso, mi trabajo es tan atractivo que no me hallo sin él tanto tiempo. Llamadme masoquista, o privilegiado, pero ese es mi estado ideal.

lunes

Chavela

Pues no es que sea el estilo de música que más me emociona, pero la verdad es que hay intérpretes a los que respeto por su coherencia y sinceridad. No tenía buena voz, imagino que poco volumen, pero fuerza para dar y regalar. Y personalidad inconfundible.

jueves

Cuidado conmigo

Ha llegado el momento. No puedes escapar ya que te has merecido todo esto tú solo. Nadie te podrá escuchar, sólo yo. Nada te puede salvar. Has sido un mal humano.
Primero te quitaré el sentido de la vista. No verás cuándo me acerco.
Luego, te quitaré el del olfato. No oler es como si ya adivinaras estar muerto.
El tacto...te romperé las manos.
No tendrás gusto por nada. De eso me encargo yo.
Y no podrás oír porque te pondré la música a todo volumen.
Sabrás que ha llegado el momento cuando notes que te rebano con un cuchillo grande.
Primero los muslos, la barriga...y dejémosno de tonterías...te rebarané el cuello poco a poco. Te desmayarás y cuando recuperes la consciencia seguiré con mi dermatomo particular.
Sólo quedará de ti tu apellido...que al ser tan usual será inútil reconocerte.

miércoles

Despedida de soltera

Me invitaron a una despedida de soltera...
Como todo lo dejo para el último momento no tuve tiempo de depilarme las piernas. Todavía era invierno y al no tener novio aún por esa fecha ¿para qué martirizarlas?
Teníamos que ir vestidas muy provocativas. Me puse unos vaqueros ajustadísimos y una camiseta con gran escote de leopardo. Imaginad el panorama...vestida de "desesperada por pillar novio a los 30 y tantos" y...con un sombrerito que llevaba un pene que se balanceaba a cada movimiento. Mis tacones eran de vértigo...como las cebaduras que me estaban haciendo.
Nos hartamos de chupitos antes de comer. Comimos de manera desesperada para que el chupito no se nos subiera. Seguimos bebiendo de todo. Sentí con horror que mi barriga intentaba salirse del vaquero.
Lo que sí sé es que mi estómago...reventó. Me estaba cagando viva. Mis compañeras de borrachera no entendían por qué mis ojos estaban desencajados. Teníamos tanto alcohol encima que de intentar ayudarme, al rozarnos,  hubiéramos muerto todas de combustión espontánea. Quise ir corriendo al cuarto de baño de chicas. Con los tacones en la mano porque no llegaba y los ojos tan abiertos que se me secaron por una temporada. No podía quitarme el botón del vaquero que estaba puesto a presión y con los tacones en la mano poco podía hacer. El baño estaba, como siempre, ocupado. Entré como pude en el de chicos. El pene de mi gorro no paraba de moverse arriba y abajo mientras mi cabeza no paraba de sacudirse intentando hacer fuerza para quitar el botón...y me cagué. No pude quitar el vaquero a tiempo. Noté el horror resbalar a modo de líquido marrón y maloliente por mis piernas. Me resbalé y tuvieron que llamar al 112.
Y ahí estoy yo...en urgencias, oliendo a mierda, con un tobillo roto, miles de cebaduras, las piernas llenas de pelos, un pene en la cabeza...y un enfermero monísimo que se está cachondeando de mí en silencio.