lunes

65 horas


Yo quiero trabajar sesenta y cinco horas, porque no quiero tener vida propia. No quiero tener aficiones, ni pasar tiempo con mis hijos. No quiero practicar deportes ni componer música, no quiero leer, ni escribir en este blog, no quiero montar en mi vespita y dar vueltas porque sí. No quiero pasear por la avenida y adivinar los nombres de los árboles, tampoco quiero criticar la política urbanística de mi ayuntamiento cuando me tomo una cerveza con mis amigos. No quiero cocinar un nuevo plato que he visto y que mi pareja desearía paladear. No quiero hacer el amor ni quiero chapotear en la orilla de la playa. No quiero visitar al chaval que está hospitalizado y no puede ir a clase. No quiero ver ese clásico del cine que ya he visto ocho o nueve veces y que me emociona como la primera.
No quiero ver la sonrisa de un anciano en el parque, ni comprar en la pescadería los sábados dándomelas de que sé cuando un pescado es bueno y fresco.
Nada de eso quiero hacer, sólo trabajar y dormir.
La foto es de Mangosta 77 (Flickr)