sábado

Habitación 341


Estaba contenta de haber aceptado la oferta del hospital para trabajar allí.Era un hospital antiguo pero me daban un buen sueldo comparado con lo que ganaba ahora. Soy enfermera. Mi trabajo comenzaría aquella misma noche. Por la mañana me hicieron la entrevista e inmediatamente me contrataron. Me dirigí a mi casa para descansar por la tarde y estar bien despierta para afrontar las diez horas de turno, de diez de la noche a ocho de la mañana.
Cuando llegué el supervisor de tarde me indicó el lugar del hospital donde iba a trabajar, en la tercera planta. La planta de traumatología.
Me presenté al resto de compañeros y compañeras. Me tocaba trabajar esa noche con dos auxiliares. El traumatólogo de guardia estaría bien en urgencias o en su dormitorio. Repartí medicación, controlé las tensiones arteriales... Las auxiliares, a las tres de la mañana, fueron a cafetería a por unos bocadillos y les pedí que me trajeran uno. Alguien se tenía que quedar en la planta por si algún timbre de alguna habitación sonaba.
Al par de minutos de haber bajado mis compañeras a la cafetería, sonó el timbre de la habitación 341. No había dado ninguna medicación a esa habitación. No me sonó raro porque no todos los pacientes tienen medicación a la misma hora. Así que me acerqué, llamé a la puerta y entré. Una señora, de una belleza extraña, con un movimiento de cabeza me instó a que pasara. No hablaba. Sus ojos me ponían nerviosa. Me señalaba una fotografía, era antigua y en ella había un caballero bien vestido. Tenía un bigote de aquellos que se llevaban en los años veinte. No sabía qué quería ella de mí. Giré la cabeza y vi que la habitación estaba completamente ordenada. Nada normal. Cuando la miré de nuevo ella me dijo NO ME LO QUITARAS, ANTE TE MATARÉ Y A TODAS LAS QUE LO INTENTEN. Acto seguido desapareció.
Quedé perpleja. Fui corriendo al puesto de enfermería y allí estaban mis compañeras. Me vieron totalmente pálida. Les conté lo que me había pasado. Las dos se miraron y me dijeron que aquella habitación estaba libre. Que nunca la ocupaban desde que una paciente se arrojó por la ventana. Estaba completamente loca de amor por un médico de allí que era muy guapo y llevaba bigote. Pero él estaba casado y ella enloqueció al no ser correspondida. Eso pasó en 1929 y ahora estábamos en el año 1969.
Por eso hablo ahora con usted, mi psiquiatra. Nadie cree lo que he visto. Pero desde entonces con mis 28 años tengo toda la cabeza llena de canas y la cara envejecida por el horror. Desde entonces sueño con ella y se me aparece diciéndome que me matará. Dicen que me parezco a la esposa del médico.
Foto tomada del Flick. Su autor es: Poi-FLN