lunes

Volveré por aquí,Antonio


Domingo soleado. Vamos al rastro. Tengo suerte hoy, por dos euros me compro un abrigo sesentero con unos botones chulísimos. Me está bueno.
Salgo pitando del centro buscando un lugar donde tomarme mi cervecita dominguera. Voy a mi "paraiso". Y allí está mi Antonio de mi alma. Un camarero de los de siempre. Con una sonrisa puesta y con una palabra para todo el que le pida. Te pregunta por los niños. A los niños les pregunta por los abuelos.
Vamos con nuestros dos pre-adolescentes favoritos. Pedimos dos cervezas, dos tapas de ensaladilla, dos paquetes de patatas grandes. Y nos dan dos bolsas de picos. Total: 7 euros.
Te da el sol en la cara. Estás leyendo la prensa que hay allí tranquilamente. Los pre-adolescentes, cuando dan cuenta de la comida, salen a jugar por el recinto. Y ahí estoy yo diciendo: "Esto sí, esto sí es tomarse algo y disfrutándolo a la vez".
Volveré por aquí, Antonio. De eso puedes estar seguro.
El de la foto no es Antonio. Pero tiene una sonrisa que no he podido evitar ponerlo...