sábado

Memoria selectiva


Hace unos meses comencé a tener noticias de una parte de mi cuerpo de la que mejor no haber tenido noticias nunca. Total, que pedí cita a un médico de los que aparecían en el listín. Tras una primera analítica en la que no se detecta nada, el galeno me dice que tenemos que pasar a otro nivel de pruebas, porque los síntomas no desaparecían, pruebas, huelga decirlo, mucho más molestas e invasivas.
Voy al hospital el día señalado y me hacen la prueba. Con el rollo de la anestesia, no me entero de lo que pasa y el médico me emplaza para la próxima cita en la que me explicará los resultados de la prueba. Según mis familiares, lo que les dijo al terminar la prueba es que había detectado unos pólipos que había que eliminar.
Voy a la cita y me deja planchado porque me dice que lo que tengo es un cáncer y que me tienen que dar quimioterapia. Le pregunto que si está seguro y me dice que puede ser otra cosa pero que está convencido de que es lo que me ha dicho. Quedamos para hacer la intervención.
En los días de espera y después de consultar en Internet (no la hagáis si alguna vez os veis en este trance) recuerdo que un buen amigo de la infancia es médico de la especialidad que yo necesitaba. Lo llamo y aunque hace años que no hablamos me recibe y de inmediato me repite la prueba. ¿Resultado? Nada. ¿Cómo? le digo, si traigo un informe escrito en el que dice que tengo un cáncer. Pues no, amigo, no veo nada. ¿Entonces? Ni idea, puede haber sido un error de apreciación.
Salgo llorando del hospital creyendo haber vuelto a nacer (el tipo de cáncer que decía el médico equivocado tenía muy mal pronóstico).
Pero te queda la duda, uno a uno, hay que desempatar. Voy a un tercer especialista y... negativo. Como dice Woody Allen, a determinadas edades las palabras más bonitas son: "es benigno". Pues eso, que no me pasa nada. Bueno, sí, después de tres pruebas invasivas aún tengo ciertas molestias, pero me importan poco.
Todo esto os lo cuento, porque he descubierto que tengo memoria selectiva. No consigo acordarme, aunque lo intento, del nombre del primer médico, el del diagnóstico chungo y erróneo. Mi cerebro lo ha borrado para siempre. A ver, lo voy a intentar de nuevo. ¿Dr. Arruga?...no. ¿Dr. Sánchez?...tampoco...
Dibujo, Esparta.