martes

Jerez de la Vergüenza

Lo que el conflicto de las basuras está poniendo de manifiesto es el fracaso de una sociedad al completo para resolver problemas, que aún siendo graves, podrían y deberían solucionarse en una mesa. Repasemos las responsabilidades.
La empresa, principal responsable de este embrollo. Por querer hacer cargar con el recorte que el Ayuntamiento va a hacer el próximo año sólo a los trabajadores. O sea, que después de años de inflar el precio del servicio, cobrando muy por encima de lo que debería, bien es verdad que con retrasos, no está dispuesta a reducir su margen de beneficios. Estos son los grandes empresarios que tiene nuestro país, que cuando llegan las vacas flacas se dan la vuelta y dicen, a mí me da igual, yo quiero seguir ganando lo mismo, me pagues lo que me pagues.
Los políticos en segundo lugar. ¿Para qué necesitamos responsables municipales, muy bien pagados, si cuando realmente les requerimos se esconden como si el asunto no fuera con ellos? Que hablamos de un problema de salud pública, que llevamos  cerca de 20 días con los desechos en las calles. Ah, y para hacerlo todo más curioso, la Junta de Andalucía, usa el tema para cargar contra el Ayuntamiento por ser de partido distinto. Porque decir que no hay problemas de salud con lo que tenemos en las aceras, es como no querer ver el tsunami.
En tercer lugar, los trabajadores, por querer arramplar con toda una ciudad en la lucha de sus legítimos derechos. No es que no lleven la razón, eso yo creo que todos los ciudadanos lo entendemos, es que no se puede tensar la cuerda hasta el punto de hacer rehenes del conflicto a más de 200.000 vecinos. En vez de ser los villanos de la película, podrían haber sido los héroes sólo con haber aflojado la tensión, cumplido los servicios mínimos y no haber puesto a la ciudad contra las cuerdas. Si hubieran hecho esto, ahora en vez de oir insultos de los jerezanos, estaríamos codo con codo apoyando sus reivindicaciones.
Y en último lugar los propios jerezanos que una vez más miramos para otro lado y dejamos que sean otros los que gobiernen el conflicto. No ha habido ni un sólo atisbo de organización para depositar menos detritos en las calles. Ni siquiera un poco de organización ciudadana para hablar con los trabajadores y convencerles de que nos coordinemos ya que los políticos no han querido. No, una vez más los habitantes de esta ciudad al sur de Europa, hemos vuelto a decir que no hay derecho y hemos seguido tirando nuestras basuras al rincón, como si tal cosa.

Lo malo de esta huelga no es que tengamos que convivir con la mierda, lo malo es que ha puesto de manifiesto las vergüenzas de una ciudad entera ahí, a la vista de todos.