jueves

400 millones


Sí, más de 66.000 millones de las antiguas pesetas es lo que ha pedido nuestro Grande y Muy Leal Ayuntamiento (el de Jerez) para pagar las deudas que tiene con sus proveedores. Es una bestialidad se mire por donde se mire, es una sinrazón y es a la vez vergonzoso. No culparé a nadie en particular y sí a todos en general. Unos, los políticos, por mentir, mirar para otro lado, ingresar uno y gastar dos, echar balones fuera y no coger el toro por los cuernos. Por saber que todo esto era una bomba y no desactivarla, por vivir al día creyendo que no pasaría nada. Otros, el pueblo, por creernos las mentiras, por dejar hacer, por pensar que la fiesta duraría siempre, por insolidarios al actuar sólo preocupándonos de nuestra parcela personal obviando la colectiva. Todos tenemos mucho que callar, pero no podemos seguir así. Hay que actuar y pronto. No puede ser que el Ayuntamiento sea el mayor problema de una ciudad, que lo único a lo que se pueda aspirar sea a pagar las nóminas y ya.

3 comentarios:

Gilda dijo...

Sabias palabras Satie, pero ¿qué podemos hacer, de qué manera podemos ayudar los ciudadanos a mejorar la situación? Estamos a lunes y todavía nadie ha comentado esta entrada...¿Es que no nos interesa la situación actual y el futuro de esta ciudad? No, yo no lo creo, lo que pasa es que la situacción es tan grave que parece imposible que la acción de la ciudadanía pueda llegar a incidir en la realidad económica del ayuntamiento. Nos encontramos, entre incrédulos y aletargados, a la espera de una intervención desde arriba que no llega nunca...y mientras tanto aguantamos la suciedad en los colegios, los impagos, la carencia de servicios básicos como el transporte y el alumbrado público.

Nacho Rodríguez dijo...

Pues ese es el problema, que no hacemos nada que realmente les afecte. Por ejemplo, por qué no una iniciativa popular para ir a las elecciones. Por qué no una votada en blanco masiva, por qué no una insumisión fiscal hasta que nos hagan caso...

Auxi Gonzalce dijo...

Nos hace falta subir un escalón más e instaurar una amorcracia