domingo

Quiero mi otoño

Pues sí, hace no mucho tiempo, el mes de octubre era sinónimo de mañanas fresquitas, de noches de jersey y de tímidos solecitos de mediodía. Paseabas por las calles y parques y un aluvión de hojas crujían bajo tus pies, cuando no un vientecito molesto que incluso llegaba a quemar tus labios.
El otoño era la estación de los primeros calcetines después del verano, de dormir tapados con una manta, pero que a medianoche reclamaba echarte la colcha porque entraba frío. Y de la lluvia, esa que caía fina, leve, pero fría, no en aguaceros y con bochorno.
Era también la estación de la vuelta al cole con las manos frías, pero aún sin guantes, tu madre todavía no los había sacado del armario. Y de los primeros pucheros calentitos y de los resfriados por salir con la cabeza mojada a la calle.
Pues parece que todo eso se ha acabado y porque no quiero olvidarlo, lo escribo para que mis hijos sepan algún día que el otoño existió y no sólo como nombre de estación.



3 comentarios:

Unknown dijo...

Ains amiga mia, qué de razón llevas en todo lo que comentas. Ahora que lo mencionas, no hago más que pensar en aquellos momentos de mi infancia sobre todo cuando terminaba la feria de San Miguel, comentábamos..bueno ya tenemos aquí el otoño. Es una estación rara, pero te inicias para la entrada al invierno. Todo está jodido. Ya no podemos hablar ni de economía sino de cambios de estaciones. Un besote.

Anónimo dijo...

Tranquilo, ya llegará el otoño. Es sólo el anticiclón de las Azores que está quieto. Ya entrarán borrascas, y te hartarás de agua jj

Nacho Rodríguez dijo...

Eso es lo chungo que llegarán todas juntas.