sábado

¡Educar qué gran cosa!


Si hace unos días hablaba de lo gratificante que es aprender, hoy quiero dedicar esta entrada al placer que se experimenta cuando se descubre que una persona encuentra interesante algo que explicas y lo hace suyo. Notas como hace mella y engancha, pero está en la obligación del que educa el enseñar a no ser vulnerable. La influencia del educador es tan grande que se corre el riesgo de olvidar el fin último de la educación que es hacer que un "barco navegue por sí mismo".
Hay un poema de Gabriel Celaya que resume a la perfección lo que significa ser maestro:

EDUCAR

Educar es lo mismo
que poner motor a una barca,
hay que medir, pesar, equilibrar...
y poner todo en marcha.
Pero para eso
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco -ese niño-
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos
seguirá nuestra bandera enarbolada.

La foto es de Eduardo Costa, vía Flickr

1 comentario:

Morrigan. dijo...

Ya por fin tuve portunidad de leer los post's que mencionabas Agata, sí puede que haya personas que sepan enseñar a aquellos que quieren aprender. Lo que yo quiero dar a entender en mi blog es eso precisamente; que de la sarta de platilla de profesores que existen en mi escuela, uno por lo menos se esfuerza por brindarnos un conocimiento- Jeje, sí, no me agrada, pero hace su trabajo bien y lo respeto por eso. Muy buenas entradas, Satie es verdad que escribes muy bien.

Saluditos.