jueves

El encanto de llamar.


Desde que empecé en el mundo laboral ha llovido. Pero tuve el gusto de conocer lo que era una centralita de teléfonos. De las antiguas. Esas que tienes que meter clavijas por huecos para poder poner a una persona con otra para tener una conversación. L. era la persona encargada de dicho menester. Estaba en la entrada de nuestra clínica. Metida dentro de un cuartito pequeñito que ocupaba toda la centralita. Su conexión con los compañeros era un pequeño mostrador que nos dejaba ver todo el encanto de dicho aparato. Cada vez que llamaban del exterior, L. se ponía unos cascos. Ella hablaba con el interlocutor que solicitaba que le pusieran con una habitación determinada. L. conectaba la clavija al hueco correspondiente. Y avisaba al paciente que le iba a pasar una llamada. Y no sé dónde le daba para que ya hablaran los dos sin problemas. Y sin ser escuchados. No solíamos meternos en el cuarto de la centralita. Estaba diseñado para que sólo cupiera una persona. Pero a mí me gustaba, al entrar o salir de mi trabajo, hablar con L. para poder echar un vistazo a esa maravilla. Y L. estaba encantada con su trabajo. Era una señora de mediana edad que se enteraba de todo o de casi todo. Además tú lo veías. Cuando llamaba alguien le preguntaba inocentemente de parte de quién. El interlocutor decía su nombre, pero ella seguía preguntando que si era su hermano, vecino o qué...Y el otro se lo decía. Eran otros tiempos. Tiempos que a uno no le importaba perderlo en preguntas de ese tipo. Ahora todo son prisas y cuando queremos hacer alguna gestión a través del teléfono queremos celeridad. Tanto tú como el que te atiende. Nada es lo que era. La tecnología ha roto el encanto.
Foto del Flickr. Autor: Pentaconto.

8 comentarios:

CriS dijo...

ooohhhh que bonita.... yo no las he llegado a usar pero mi madre me contaba muchas cosas sobre cuando las usaba (además trabajó una época en telefónica).
No soy de llamar mucho por tlf quizá porque en el trabajo lo uso mucho y cansa, pero si que suelo llamar a amigos y ex compañeros para saber como están, felicitar por algo, o simplemente por decir: que me acuerdo de ti!!!!!

besos, algún día te llamaré Agata para decirte: puedo ir a verte? te viene bien tales fechas... je je

Alfonso Saborido dijo...

Tenían su encanto, pero yo no me fiaba la verdad, de que me estuvieran escuchando.
Yo prefiero lo de ahora la verdad. A veces quieres comunicar algo, pero no tienes ganas de hablar. Mandas un mensajito y ya está.
:)

Ana dijo...

Yo también prefiero las de ahora,no me gusta que me hagan preguntas...como los tipicas encuestas,además siempre me pillan dando el baño a la niña...

Las comunicaciones antes eran penosas,incluso se caían,te escuchaban...

Na,prefiero la tecnologia.

Besos

Miguelo dijo...

que dificil es comunicarse en la era de la comunicacion

Denise dijo...

Jiji, qué divertido me parece, me suena como de siglos pasados (bueno, del siglo pasado será). También ahora se valora mucho más, o se mira de otra forma la privacidad, a nadie le gusta ya que le hagan más preguntas de las "necesarias".

Morrigan. dijo...

Era re lindo estar hablando horas y horas con el cable enredado al cuerpo de tanto pasearse como adolescente en el cuarto...

Hey! un momento, sigo siendo adolescente -.- ...

Jajaja! Sin duda las cosas antiguas son siempre más cálidas ^^

Muchas gracias por tu visita a mi blog Agata =D
Saluditos!!

Víctor dijo...

Me encanta, el teléfono es un tremendo invento pero se le puede reprochar que fue matando la necesidad de escribirnos cartas, aunque le agradezco largas conversaciones inolvidables, que solo pudieron hacerse posibles a través de una línea telefónica.

Eso si, agradezco de sobremanera al Internet el haberte conocido.

marisa dijo...

ya ves... yo que trabajo en un callcenter con 450 teleoperadores..si que ha cambiado..tela..