martes

La muerte, esa gran dama.

De niña, la idea de la muerte me daba miedo. Era algo oscuro, tenebroso. Algo relacionado con monstruos, fantasmas, hombre del saco...
Cuando era adolescente la idea de la muerte...me atraía. Una cosa que daba morbo. Que a puntillas quería ver.
Ya, con la edad que tengo, la idea de morirme...me joroba.
Y es que estoy feliz como estoy.
Pero no le tengo miedo.
Sin embargo no quiero "sobrevivir" a mi familia más cercana. No, eso no. Soy egoista. Nunca he dicho que no lo fuera.
Quiero que me entierren ellos. Mis amigos más cercanos y poco más.
Quiero que luego, sigan con sus vidas. Que ya han tenido bastante.
Y sólo pido una cosa, una sola: que toquen un tango en mi último día, mientras me despiden.



A ser posible, que lleven a estos músicos. Luego que se tomen una copa, que yo tendré que bailar mi último tango con la muerte, esa gran dama misteriosa.
Ese baile será largo. No quiero que venga por nadie querido tan pronto.

3 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Pues a mí, cuando me muera, me gustaría que me quemaran y mis cenizas las echaran en el Charco de los Hurones para que me bebiera todo Jerez y yo poder seguir viviendo simbólicamente :)

Agata dijo...

A tí te tengo prohibido morir.

Kim Basinguer dijo...

Bueno, a mi no me gustaria morirme...pero como no cabe esa pasibilidad quiero que se cante y se baile mucho, que la gente me recuerde por lo bueno,que me regalen las flores que no me regalaron en vida y que mis enemigos sean tan amables y no vengan.